
Iniciado por
www.elpais.com
La promoción publicitaria del consumo del agua mineral como presunta fuente de salud y como ayuda para estar en forma tiene buena parte de culpa en esta expansión. También la tiene un cierto nivel de esnobismo y de culto por el lujo: los mejores restaurantes han introducido cartas de aguas junto a las tradicionales cartas de vinos, se ha creado la profesión de catador de aguas, y en Nueva York y Los Ángeles estrellas del cine pagan a precio de oro botellas de agua mineral traídas de la Patagonia o del monte Fuji de Japón.