A mí el final me funciona, a pesar de que tiene un cierto aspecto de apaño ante la imposibilidad de acabar el film según el guion. Pero le añade un punto salvaje que contrasta vivamente.
A mí el final me funciona, a pesar de que tiene un cierto aspecto de apaño ante la imposibilidad de acabar el film según el guion. Pero le añade un punto salvaje que contrasta vivamente.
“Lo que desde niño he odiado más - la grosería, la violencia, la suciedad - son ahora nuestras compañeras inseparables. Es preferible la muerte a esta abyecta promiscuidad”.
El ingenuo de Edmundo, mientras Álvaro besa efusivamente la mano izquierda de la esposa del primero, Lucía y amante suya…
24. EL ÁNGEL EXTERMINADOR (1962)
o
LOS NÁUFRAGOS DE LA...
Nacionalidad: México.
Director: Luis Buñuel.
Productor: Gustavo Alatriste.
Producción: Producciones Alatriste, S. A. (México).
Guion: Luis Alcoriza y Luis Buñuel.
Fotografía: Gabriel Figueroa, en blanco y negro (1.37:1).
Dirección artística: Jesús Bracho.
Selección musical: Raul Lavista (desde…
Montaje: Carlos Savage.
Reparto: Silvia Pinal (Leticia, “La valquiria”), Jacqueline Andere (Alicia de Roc), José Baviera (Leandro Gómez), Augusto Benedico (Dr. Carlos Conde), Luis Beristáin (Cristián Ugalde, francmasón), Antonio Bravo (Sergio Russell), Claudio Brook (Julio, el mayordomo), César del Campo (Coronel Álvaro Aranda), Rosa Elena Durgel (Silvia), Lucy Gallardo (Lucía de Nóbile), Enrique García Álvarez (Alberto Roc, director de orquesta y francmasón), Ofelia Guilmáin (Juan Ávila), Nadia Haro Oliva (Ana Maynar), Tito Junco (Raúl), Xabier Loyá (Francisco Ávila), Xabier Massé (Eduardo), Ofelia Montesco (Beatriz), Patricia Morán (Rita Ugalde), Patricia de Morelos (Blanca, concertista de piano), Bertha Moss (Leonora) y Enrique Rambal (Edmundo Nóbile).
Duración: 1:32:47.
Rodaje: del 29 de enero al 9 de marzo de 1962 (Estudios Churubusco [Ciudad de México]).
Estreno: 16 de mayo de 1962 (Festival de Cannes); 22 de septiembre de 1966 (México).
…
Nominada a la Palma de Oro del Festival de Cannes de 1962
…
Exterior / Interior
Comedor / Salón
Armarios (3) y decorados con un ángel (¿exterminador?), la Virgen y un santo, de izquierda a derecha
...
Nunca he entendido por qué EL ÁNGEL EXTERMINADOR, sin lugar a dudas una de las películas más herméticas y por ello abiertas a todo tipo de explicaciones de la Historia del Cine dado su esquivo carácter, jamás (o rara vez) ha sido incluida dentro del cine fantástico y/o de terror, género al que no solo pertenece sino del que es incuestionablemente una de sus más grandes cimas.
- Sin duda, el (justamente) mítico telefilme LA CABINA (1972), de Antonio Mercero, es uno de sus más dignos descendientes y las imágenes (antes en blanco y negro, ahora en color) de la misma se me han superpuesto en varias ocasiones durante el visionado de la cinta objeto hoy del presente comentario. -
Dado que siempre se la ha calificado de obra surrealista cualquier intento de encontrar explicaciones a lo que en ella acontece está abocado al fracaso puesto que ello iría en contra de los propios principios del movimiento.
Y es que ya lo decía el propio Buñuel en su libro de memorias cuando se refería a UN PERRO ANDALUZ:
“Escribimos el guion en menos de una semana, siguiendo una regla muy simple, adoptada de común acuerdo: no aceptar idea ni imagen alguna que pudiera dar lugar a una explicación racional, psicológica o cultural. Abrir todas las puertas a lo irracional. No admitir más que las imágenes que nos impresionaran, sin tratar de averiguar por qué”.
Y dado que tanto los críticos como los propios espectadores hemos buscado (y encontrado, o al menos eso creemos) alguna explicación lógica dentro de la (supuesta) ilógica que preside cintas como la mencionada, LA EDAD DE ORO o la cinta hoy comentada tal vez sería más conveniente usar el término comedia del absurdo que surrealista.
Aunque siempre se menciona la palabra “repetición” como leitmotiv de la historia en realidad sería más apropiado hablar de combinaciones, permutaciones y/o variaciones dado que salvo en la primera de todas ellas, la llegada de los (18) comensales a la mansión del matrimonio formado por Edmundo (el valenciano Enrique Rambal [1924-1971]) y Lucía (la argentina Lucy Gallardo [1929-2012]), todas las demás entrarían en la segunda categoría.
04:29
05:21
- Por cierto, como podemos apreciar, aunque la acción sea la misma, no lo es su puesta en escena, lo que implica que o bien se rodó dos veces (que para mí sería lo más lógico) o se rodó con dos cámaras (algo que iría en contra de la economía y de la rapidez de la que hacía gala el cineasta aragonés). -
Así y siguiendo la cronología de la historia (aunque, aparentemente, el tiempo transcurre de forma distinta dentro y fuera de la mansión – de ahí que la apreciación que hace el coronel Aranda (el cubano César del Campo [1922-2008])…
… y que bien pudiera formar parte de la trama de un episodio de la (igualmente) mítica serie “The Twilight Zone” (1959-1964), de Rod Serling -) tendremos un segundo (y fallido) brindis por parte de Edmundo…
... o la presentación por partida doble del personaje de Leandro (el también valenciano José Baviera [1906-1981]) a Cristián (el mexicano Luis Beristáin [1918-1962], quien murió antes del estreno en Cannes)…
12:46
13:23
... y el premonitorio comentario que al respecto hace el señor Russell (el madrileño Antonio Bravo [1906-1992])…
“Sigan, sigan presentándose. Yo no estoy para jerigonzas”
… no es nada descabellado el pensar que al ser el primer comensal (aunque ya se le habían adelantado antes los criados de la mansión) que se da cuenta de que algo anómalo está pasando en esa velada aparentemente idílica entre amigos sea el primer en perecer…
Otro ejemplo que iría en contra del (aparente) surrealismo de la historia es el hecho de que sean los personajes buenos…
… entre los que se encuentran Edmundo, Lucía, el coronel Aranda...
..., el doctor Conde y Leticia…
… los que primero propongan soluciones a la absurda (que no surrealista, como antes indicaba) situación y finalmente den con la combinación/permutación/variación exacta necesaria para poder salir en el bucle sin fin en que se ha convertido el maldito salón.
En el primer caso hablamos de Edmundo y en el segundo de Leticia.
Y sí, parece claro que Buñuel más que insinúa que es la pérdida de virginidad de la segunda a manos del primero lo que permite encontrar la solución al enigma.
Será de nuevo el moribundo señor Russell quien mencione por primera y única vez, o al menos que yo recuerde, la palabra que hace referencia al (enigmático, aunque magistral) título de la película…
38:31
- ¿Ese doble exterminio puede hacer referencia al que primero se produce en la mansión y luego a nivel nacional/internacional con el que se cierra la película?.
Y que conste, como ya digo, que es como andar sobre arenas movedizas el intentar explicar lo inexplicable. -
Por cierto, será Leticia la primera que se meta en un armario (en este caso en el del ángel... ¿exterminador?...)...
... a pesar de que como podemos comprobar está completamente ocupado por jarrones de todo tipo...
Lo cual no es óbice para que cuando el que salga del mismo sea el director de orquesta su interior esté ocupado por otros objetos completamente distintos...
Evidentemente, no es posible aplicar la lógica ni siquiera relativa a este "cinedrama"...
Otra de las comensales menciona al salir del mismo que ha visto...
... que va a dar a un mar inmenso...
Como podremos observar los “náufragos” usan no solo el armario del ángel sino también el de la Virgen...
Pero, ¿qué son en realidad esos armarios? Una buena pregunta que no tiene una sola respuesta.
De hecho y como decía antes en lo referente al tiempo el espacio dentro de los mismos también es relativo. Tengamos en cuenta que como hemos visto los mismos están llenos de objetos y pese a todo caben no una sino varias personas, como la pareja de novios y todavía les sobra espacio...
Curiosamente será en el tercer armario (o sea, el del santo y el último de la derecha, no se nos olvide...) donde Eduardo y Beatriz (una de lo más apetecible - permítase la expresión admirativa - Ofelia Montesco [1936-1983])...
... consumarán su amor puro...
Aquí se da otra de las incongruencias del guion (pero, ¿no estábamos hablando de una cinta surrealista?) a las que también hacía mención mad dog earle puesto el cadáver del señor Russell es ocultado en de la Virgen, o sea, el central...
... donde no se encuentra la mencionada pareja...
... puesto que hemos visto que estaban en el 3º (esto ya parece una película de los Hermanos Marx...) y cuyos diálogos, sin duda los que más conectan con los títulos fundaciones (y surrealistas) de su autor, UN PERRO ANDALUZ y LA EDAD DE ORO, son harto elocuentes, aunque como ya digo es imposible que tanto el doctor como el coronel sean partícipes de los mismos porque están en otro armario distinto al que han depositado el cadáver del Dr. Russell...
Bellísima manera de hermanar el acto de hacer el amor con la muerte... o la pequeña muerte...
Sin duda, los instantes más bellos de la película Buñuel se los dedica al (sublime) amor entre Beatriz y Eduardo.
Y efectivamente, la supuesta mano del señor Russell bien podría hacer referencia a la mencionada cinta de Robert Florey...
... pero recordad que ya vimos otra en su ópera prima, UN PERRO ANDALUZ...
Después de este primer incidente con la mano andante Buñuel empezará a “airear” la trama y a mostrarnos que, al contrario de lo que indicaba el coronel como posible explicación a su absurda situación, el mundo sigue como si tal cosa.
No sé si es un acierto el hecho de mostrar las dos realidades paralelas (la del exterior y la del interior) o si más bien Buñuel utiliza el método Ford (John) para dar un pequeño respiro a los espectadores y para ello usa el mismo arma, el humor, ya sea desde el absurdo hasta el escatológico.
Con el paso de los días aquel aforismo de que “el hombre es un lobo para el hombre” se convierte en el día a día de los “náufragos”, aunque Buñuel no hace tanto una crítica específica a las clases pudientes como al ser humano en general, a pesar de que como ya digo la película nos muestra que dentro del comedor hay “buenos” y hay “malos”.
Como decía al principio de mi intervención el barniz de surrealismo que parece cubrir la historia está erosionado por los numerosos (a veces brillantes, a veces toscos pero siempre con notable mala baba) toques de humor que forman parte del mejor cine del director aragonés.
- Comentario surgido a raíz de la rotura del cristal de una ventana por parte de la hasta ahora ignorada Leticia y que bien podría ser una advertencia al encierro que les espera a los comensales y al estoico mayordomo. -
- Otra homérica apostilla del doctor que además será de nuevo repetido...
..., aunque en un contexto similar a la repetición del brindis por parte de Edmundo. -
Desde luego no es un brindis al sol las continuas referencias a la Muerte que se dan a lo largo de la película, algo lógico por otra parte dado que estamos ante las puertas del Apocalipsis, o eso parece al menos...
Otra hecho absurdo es el deambular del oso y de las ovejas por la mansión cuando estaban fuera de la misma y atados.
Como se puede apreciar es imposible pedir coherencia a una cinta que presume (con merecido orgullo) de sus incoherencias.
¿Sería muy osado establecer un paralelismo entre los corderos que imprudentemente entrar en el salón y donde son salvajemente matados por los comensales y sus congéneres que harán lo propio al final de la película?
Y desde luego bebe más de las fuentes del teatro del absurdo que del surrealismo el espectáculo que se forma en el exterior de la mansión.
Eso sí, los diálogos de puro disparate son una auténtica delicia.
Por cierto, ese abate del que aparentemente está enamorada la esposa de Cristián es igualito que uno de los que aparecía en UN PERRO ANDALUZ.
Maravilloso, por cierto, ese movimiento de cámara hacia arriba que nos permite observar entre la multitud cómo un niño con un globo (uno de los hijos de matrimonio Ugalde) logra lo que hasta ahora no había podido hacer nadie como es traspasar la verja de la mansión. Una escena que tiene un toque fantástico de lo más jugoso.
Buñuel mezcla acertadamente el cristianismo con el paganismo en la escena en la que usan las patas de gallina/gallo con el fin de encontrar algún medio que les permita huir de su aislamiento.
El acercamiento entre Edmundo y Leticia (cordero por medio), como decía antes dos de los pocos personajes “positivos” de la historia, permitirá que esta última encuentre la solución al enigma que impide la huida de los náufragos.
La referencia de la médium a la necesidad de sangre inocente es rápidamente contestado por Buñuel cuando se descubre en el armario del santo la derramada por la pareja de enamorados, Beatriz y Eduardo...
Como bien indica un personaje, ¿cómo lo han hecho? Buena pregunta, sin duda...
Por cierto, ¿cuál es la palabra impronunciable que le susurra el doctor a su amigo francmasón cuando el oso merodea por las cercanías?
¿Es acaso el plantígrado la encarnación del Demonio?
Los sueños de los náufragos parecen una premonición de lo que acontecerá al final de la película, aunque bien es cierto que es imposible dar una explicación más o menos lógica a lo que, como he dicho desde el principio, es una situación bien absurda o bien surrealista, al gusto de cada uno.
Aunque no despertó demasiado entusiasmo entre l@s compañer@s creo que ABISMOS DE PASIÓN es la cinta que más se puede aproximar a EL ÁNGEL EXTERMINADOR por ese ambiente gótico tan exacerbado que preside ambas propuestas.
Como Hitchcock, Buñuel nos hace presagiar que algo está a punto de pasar cuando coinciden en su regreso los criados que se habían ido la noche de autos.
O sea, del mismo modo en el que todos huyeron apresuradamente de la mansión vuelven a reunirse de nuevo como si esperasen un “milagro”.
O lo que es lo mismo. Las piezas del tablero están empezando a situarse en sus casillas iniciales.
Como antes decía, la (supuesta) pérdida de virginidad (de ahí la idea antes expuesta de sangre inocente (¿?)) de Leticia a manos de Edmundo sería la respuesta a las plegarias de todos los náufragos.
Haciendo alusión al tema de las combinaciones/permutaciones/variaciones que me he mencionado al principio el hecho de que Leticia se de cuenta de que todos los presentes (salvo el mayordomo y los fallecidos, como bien indica Roy Earle) estén en el mismo espacio (y en el mismo tiempo, dado que igualmente es de noche) que cuando se inició la pesadilla bien puede deberse a esa pérdida de la virginidad, aunque tal vez sea una explicación demasiado obvia teniendo en cuenta lo intrincado de la trama.
Buñuel no mantiene la simetría de la misma puesto que no es Lucas, el primero que se marchó de la mansión, el que ahora atraviese el primero la verja de la entrada.
Y desde luego si lo que ocurre dentro de la mansión escapa a cualquier tipo de análisis racional, aunque aquí lo hayamos intentado, el final dentro de la iglesia es todavía más abierto y, apelando de nuevo a las palabras del maestro mad dog earle, igual de esquivo que el de LOS PÁJAROS (1963), de Sir Alfred.
Y al igual que en esta vemos como el “mal” se extiende de lo grupal a lo colectivo y de ahí a lo global y así de esta forma hace acto de presencia ese (esquivo) Ángel al que el título de la película hace referencia y que parece anunciar el Apocalipsis para toda la humanidad.
Por cierto, no me había dado cuenta hasta ahora pero uno de los tres sacerdotes es el preceptor de los niños del matrimonio Ugalde. ¿Casualidad?
La entrada del rebaño de corderos a la iglesia es la puntilla final y que cada uno tratará de explicar de la mejor forma que pueda, aunque recordemos que es precisamente su aparición en el salón de la mansión el preludio a la salida de los náufragos del mismo.
Claro que con Buñuel cualquiera sabe.
Buenas tardes/noches y, buena suerte.
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Última edición por Alcaudón; 30/11/2023 a las 10:53
27. Belle de Jour (Belle de Jour, 1967)
Instalado Buñuel definitivamente en la industria francesa, Belle de Jour es una producción de los hermanos Robert y Raymond Hakim, activos en Francia desde los años 30 (en films como Pépé le Moko, de Duvivier, La Bête humaine, de Renoir, o Le Jour se lève, de Carné). Para la ocasión, con la colaboración de su inseparable Jean-Claude Carrière, el de Calanda adapta la novela de 1928 del mismo título de Joseph Kessel. Al parecer Buñuel no tenía en demasiada estima el original, pero veía en el personaje de la joven burguesa Séverine, transmutada en la prostituta Belle de Jour, una ocasión para dar rienda suelta a su gusto por las ensoñaciones.
Porque, al igual que le pasaba a Buñuel según su propio testimonio, Séverine deja volar su imaginación durante el día, para en su caso vivir experiencias extremas e irreales, que contrastan con su ordenada vida burguesa, aséptica y sexualmente glacial. Hasta qué punto lo que vemos en el film es real o imaginario es un tema sin resolución. Incluso podríamos llegar a dudar de si su experiencia como prostituta es real o forma parte también de esas ensoñaciones con las que amuebla su día a día.
Belle de Jour es uno de esos films que cuantas más veces lo veo más me gusta. Incluso ahora, en que lo escandaloso de la vida de Séverine me impacta mucho menos que la primera vez que la vi, la película me descubre pequeños detalles que configuran un relato fílmico excelente.
Empezar la película con una de las ensoñaciones más duras, con la flagelación y posterior violación de Séverine por parte de dos cocheros que actúan por orden de su marido, Pierre (un adecuadísimo Jean Sorel, por su aspecto insípido), es, desde luego, una atrevidísima forma de comenzar. Supongo que en su momento el público se sorprendería al ver a la bella y refinada Catherine Deneuve (que venía de ser la encantadora Delphine en la luminosa Les demoiselles de Rochefort de Jacques Demy) sometida a esa sevicia, aunque la actriz ya había representado dos años antes un personaje atormentado por las pulsiones sexuales en la excelente Repulsion, de Polanski, que ya comentamos en su día en el ciclo dedicado al franco-polaco.
Cuando Séverine abandona su fantaseo, descubrimos su pulcra existencia burguesa, en un piso lujoso y ordenado, con un marido tierno y educado. Pero algo nos indica que la paraje no funciona: duermen en camas separadas, vestidos con ropas de cama de lo menos excitantes (él, un pijama blanco; ella, un camisón igualmente albo). Séverine rechaza el acercamiento sexual de Pierre, que vuelve a su cama con el rabo entre piernas, forma de cerrar el día que da la impresión de ser algo habitual a pesar de llevar poco tiempo casados.
La aparición de un viscoso personaje, amigo de Pierre, Henri Husson (magníficamente encarnado por un sulfuroso Michel Piccoli), que la incomoda con su sola presencia, le despierta una cierta atracción por la prostitución, a la cual ha descubierto que se dedica una de sus amigas del mismo medio social que ella.
Es Husson quien, como de pasada, le da a Séverine la dirección del discreto burdel de Madama Anaïs (Geneviève Page).
Allí, en un aparte temporal (solo de 2 a 5), recluida en un mundo aislado del exterior, Séverine, transformada en Belle de Jour, dará satisfacción a sus fantasías sexuales, que pasan por encima de todo por ser dominada, por adoptar una actitud masoquista ante los clientes. La película desarrolla esa relación por medios de distintos episodios que nos muestran como Belle de Jour pasa de una inicial falta de destreza en el trato sexual con los hombres a convertirse en la preferida de la clientela (con episodios tan perturbadores y enigmáticos como el del asiático con la caja que oculta algo zumbante: por supuesto, Buñuel tiene el acierto de no mostrarnos qué es eso que produce ese extraño ruido y que horroriza a una de las prostitutas).
Otro de los episodios más recordados es en el que Belle de Jour, no queda claro si en el mundo real o dentro de una de sus fantasías (quizá la presencia del mismo landó del inicio o del propio Buñuel en un cameo apunta a lo segundo), atiende la petición de un aristócrata (encarnado por Georges Marechal, al que ya hemos visto en un par de films de Buñuel) de representar el papel de la hija muerta, envuelta en gasas negras que transparentan generosamente su cuerpo y acostada en un ataúd.
En la parte final del film, irrumpen dos personajes un tanto grotescos, Hipólito (encarnado por el murciano más universal del mundo del cine, Paco Rabal), y sobre todo Marcel (inquietante Pierre Clémenti, una suerte de cruce entre el Dalí más histriónico, siempre dotado del fálico bastón, y el Opale de la renoiriana Le testament du Docteur Cordelier).
Su relación con Marcel supone una acentuación de su tendencia masoquista: humillada, dominada, convertida en una especie de esclava sexual al servicio del desequilibrado hampón, que pone en riesgo su matrimonio, y que acaba disparando, celoso, sobre su marido, que queda inválido, postrado en una silla de ruedas.
Pero, ¿realmente está postrado en una silla de ruedas, inválido? Las últimas imágenes parecen desmentirlo, acompañadas de nuevo del landó del inicio (anunciado por el ruido de unos cencerros y los maullidos de un gato, junto al resonar de los cascabeles), esta vez sin ningún pasajero a bordo. Como tantas otras veces en el cine de Buñuel, un final abierto, de enigmático significado, que se presta a todo tipo de especulaciones. ¿Cine surrealista? C’est possible.
No hace falta decir que Buñuel trufa la película de detalles habituales en su imaginería: el ángelus,
la bordadora,
el fetichismo de las piernas…
Film completísimo y brillante, gozó de un aluvión de premios (entre ellos, León de Oro de la Mostra de Venecia) y un gran éxito internacional. Aún hoy, es uno de los films más recordados de Buñuel. La semana próxima, en cambio, le toca el turno a uno de sus films más herméticos, La Voie Lactée. A pesar de ser uno de los más queridos del director, confieso que a mí se me suele atragantar. A ver qué me parece esta vez.
25. LE JOURNAL D’UNE FEMME DE CHAMBRE (1964, DIARIO DE UNA CAMARERA)
Nacionalidad: Francia-Italia.
Director: Luis Buñuel.
Productores: Serge Silberman y Michel Safra.
Producción: Spéva Films – Ciné-Alliance - Filmsonor (París) y Dear Film Produzione (Roma).
Guion: Luis Buñuel y Jean-Claude Carrière, basado en la novela homónima de Octave Mirbeau (Bibliothèque-Charpentier, París, 1900).
Fotografía: Roger Fellous, en blanco y negro y FranScope.
Decorados y vestuario: Georges Wakhévitch.
Música: -
Montaje: Louisette Hautecoeur.
Reparto: Jeanne Moreau (Célestine), Georges Géret (Joseph), Daniel Ivernel (Mauger), Françoise Lugagne (Monteil), Muni (Marianne), Jean Ozenne (Rabour) y Michel Piccoli (Monteil) + Jean-Claude Carrière (El sacerdote) y Claude Jaeger (El juez).
Duración: 1:38:07.
Lugar e inicio del rodaje: 21 de octubre de 1963 (Franstudio, Saint-Maurice, París).
Estreno: 4 de marzo de 1964 (París).
...
Coordenadas espacio / temporales:
La pequeña localidad francesa de Saint-Aubin / 1930s
…
Antes de entrar en el comentario de la cinta visionada ayer por la noche y que forma parte del paquete editado en DVD por StudioCanal en 2009 (y que incluye además LA MUERTE EN EL JARDÍN – que no LA MUERTE EN ESTE JARDÍN -, BELLE DE JOUR (BELLA DE DÍA), EL DISCRETO ENCANTO DE LA BURGUESÍA, EL FANTASMA DE LA LIBERTAD y ESE OSCURO OBJETO DE DESEO – y no DEL DESEO… -) me gustaría indicar que las capturas de pantalla que incluiré en el mismo proceden de una copia en BD editada por la norteamericana (y británica) Criterion, aunque justo es de reconocer que la diferencia de calidad entre ambas no es especialmente destacable.
Uno de los motivos tal vez sea el haber sido rodada en FranScope…
... – la única ocasión en la que el cineasta aragonés usó el Scope (que no el formato panorámico, que no es lo mismo) en toda su dilatada carrera – y que en realidad no era más que la versión francesa del mucho más conocido (y ya en plena decadencia) CinemaScope norteamericano. De hecho, se aprecian distorsiones en los extremos del encuadre, algo típico en las producciones de la época, al menos si las películas no se ven en una pantalla curvada como eran las de las salas de cine de entonces que exhibían este tipo de películas.
Y lo cierto es que pese a la excelente fotografía en blanco y negro (y que solo volvería a usar en su siguiente obra, la obra maestra (mutilada) SIMÓN DEL DESIERTO) de Roger Fellous (1919-2006) el director español no agota todas las posibilidades que le ofrecía un formato mucho más ancho del habitual, aunque bien es cierto que algunas composiciones están claramente pensadas para aprovechar ese AR de 2.35:1.
- Por cierto, ¿os habéis fijado en ese ángel (¿exterminador?) que preside la estancia? -
También he de reconocer el hecho de que aunque la tenía por una de las mejores (si no la mejor) de su etapa francesa después del nuevo visionado de la cinta anoche mis percepciones sobre la misma han cambiado sustancialmente y aunque sigo pensando que es una excelente obra estoy más cerca de los postulados esgrimidos por el amigo Alex Fletcher que de los siempre impecables del incombustible mad dog earle.
O como bien dice la ley de Murphy (quiero decir, de Fletcher) la película va de más a menos y es una lástima porque los cincuenta y pico primeros minutos de proyección (antes de la brutal violación y asesinato de la pequeña Claire (Dominique Sauvage)) son absolutamente modélicos y genuinamente buñuelianos.
Por cierto, muy inteligentemente Buñuel enlaza el suicidio del altocalcifilo...
... con el asesinato de la niña...
..., casi como si uno fuese consecuencia del otro.
Y, como siempre, la obsesión buñueliana, aunque en este caso sea notablemente morbosa, por las extremidades inferiores femeninas...
El motivo principal seguramente se deba a la propia novela de Octave Mirbau (1848-1917) que toma como base y que no he tenido la oportunidad de leer.
Me refiero al hecho de convertir el relato en una película de cine negro y a su protagonista, Célestine (una espléndida – y muy atractiva – Jeanne Moreau [1928-2017]), en una especie de agente encubierto y que por momentos me ha recordado al personaje que el gran Edmond O’Brien encarnaba en la mítica AL ROJO VIVO (1949), de Raoul Walsh, llegando a estar dispuesta a casarse con el supuesto asesino de la niña, Joseph (un igualmente magnífico Georges Géret [1924-1996]), con tal de poder conseguir las pruebas que le incriminen.
- Por cierto, otro ejemplo de beso vampírico...
... como veníamos en títulos tan (aparentemente) disímiles como ABISMOS DE PASIÓN o NAZARÍN...
Creo que es partir de entonces cuando la lógica (si tal concepto es aplicable a la obra del cineasta turolense) de la narración se disloca, al igual que se desdibuja el personaje de la supuesta heroína de la historia, la camarera a la que hace alusión el título de la novela/película.
- Esta captura de arriba es producto de un zoom, un movimiento de cámara que se percibe en varias ocasiones y que por primera vez había hecho acto de presencia - si mi memoria de Nexus-6 no me falla - en VIRIDIANA. -
Y digo supuesta heroína porque aunque en la película todos los personajes masculinos son más o menos deleznables Célestine, gracias al desenmascaramiento del violador/asesino, acaba por convertirse en aquello que más parecía despreciar. O sea, en una arribista sin escrúpulos y que seguramente a la larga se vuelva tan despreciable y mezquina como los amos a los que antes servía y que tanto despreciaba.
- Y es Buñuel, como es norma en él, no solo hace un despiadado retrato de la burguesía (en este caso rural) sino que hace lo mismo con las clases altas y las bajas, algo que es de agradecer pues evita el maniqueísmo tan habitual en otros cineastas y en otras cinematografías. -
Por cierto, no debemos olvidar que la prueba de cargo que aporta Célestine (la puntera de hierro de uno de los zapatos que supuestamente llevaba el día de autos) es falsa, como sarcásticamente le dice Joseph en el momento de su arresto por los gendarmes.
De hecho y aunque Buñuel deja bien clara desde un principio la autoría del crimen (no estamos antes una obra de Agatha Christie) uno tiene la sensación – o al menos ese es mi caso – que sobre la misma bien podría planear la sombra de otro de los inquilinos de la mansión, dada su debilidad patológica por el sexo femenino.
Me refiero a Monteil (un Michel Piccoli [1925-2020] al que yo veo – y en esto no coincido con vosotros – notablemente desaprovechado) y que junto a su esposa (Françoise Lugagne [1914-1991]) y el padre de esta (Jean Ozenne [1898-1969])...
... forma una familia que cubre todo el espectro de filias/fobias sexuales que a uno se le puedan ocurrir.
Uno de los motivos que yo alego para cuestionar la incuestionable culpabilidad de Joseph es su actitud hacia Célestine a la que, a pesar de desear sexualmente, respeta puesto que no quiere acostarse con ella sin que haya casamiento de por medio.
Y aunque antes he mencionado el hecho de que todos los personajes masculinos de la historia (incluido el cura encarnado por el guionista Jean-Claude Carrière [1931-2021]) son de lo peorcito tampoco es que los femeninos se salven de la hoguera, salvo el de la niña Claire y el de la criada Marianne (una espléndida Muni [1911-1999]) y a quienes Buñuel les dedica los mejores (y también más trágicos, en el caso de la primera pero también de la segunda) planos de la película.
Me ha resultado igualmente curioso la falta de una banda sonora en la película, ya sea música extradiegética o diegética, salvo que mi memoria me falle. De hecho, en los títulos de crédito no aparece acreditado nadie en esa faceta.
Como decía al principio lo mejor de la película se concentra en los primeros cincuenta y pico minutos y en ellos somos partícipes de buena parte de las obsesiones buñuelianas, como el fetichismo de los botines del señor Rabour (llegando hasta el punto que el mismo muere de un orgasmo digno de ser cantado por Homero), el antisemitismo (que ya habíamos percibido en ese comentario de dos de “los náufragos de la calle de la Providencia”)...
... o la íntima conexión entre el sexo y la muerte...
- Por cierto, ¿ese comentario de la niña da a entender que Joseph podría ser su padre, lo cual haría todavía más doloroso su via crucis? -
... y que deriva en la violación y posterior asesinato de Claire y que sirve de broche de oro de una primera mitad a la altura de lo mejor del cineasta español.
Pese a todo y aunque como digo para mí la película empieza a perder fuelle a partir de dicho momento se conserva como una de las obras más desazonadoras de la filmografía del director objeto del presente estudio.
Y donde, al contrario que en el cine norteamericano, el mal no solo no es castigado sino que finalmente tiene su recompensa.
Joseph su pequeño café en su ciudad natal, Cherburgo (por cierto, ¿sabéis que actriz protagonizó LOS PARAGUAS DE CHERBURGO (1964), de Jacques Demy?), después de pasar (intuimos) una breve estancia en prisión a pesar del crimen cometido y con la (decorativa) esposa que en realidad era su sueño.
Célestine convertida en una nueva señora Monteil que desprecia las caricias de su marido, el belicoso (e igualmente impresentable) señor Mauger (Daniel Ivernel) [1918-1999] y que se llevará consigo, como su propia camarera, a la despreciada (que no despreciable) Marianne y de esta forma completar el ciclo.
En cualquier caso, una excelente película, aunque no tan buena como la recordaba.
Y un pensamiento final dado que ya mad dog earle ha comentado BELLE DE JOUR (BELLA DE DÍA).
Y es que es la única película de Buñuel que he visto en pantalla grande, lógicamente no cuando se estrenó dado que por entonces servidor tenía tan solo 1 año.
Buenas noches y, buena suerte.
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Última edición por Alcaudón; 12/12/2023 a las 11:29
Por lo que veo y no sé a santo de qué alguna de las capturas presentan recortes en los extremos de las mismas y que yo atribuyo no a mi impericia sino a problemas con el m... Pinterest que me tiene hasta Júpiter y más allá del infinito. Intentaré arreglarlo mañana porque primero se me ha hecho muy tarde y segundo porque a eso de las doce y pico mundodvd suele estar unos minutos en letargo, intuyo que por motivos de mantenimiento.
Última edición por Alcaudón; 04/12/2023 a las 00:44
Pues te la recomiendo. Por mi parte aquí y en el hilo de Renoir comenté algunos aspectos de la novela, enormemente ácida.
Pero no llega a casarse, Célestine lo tiene todo medido. La novela es diferente: sí que se casa con el asesino, siendo consciente de que lo es. Este "sacrificio" tal como se cuenta en la película es quizá el elemento que menos me gusta del film, no me parece creíble. En Mirbeau, hay una atracción mucho más fuerte hacia Joseph, contradictoria y un tanto irracional.
Porque le puede más su conservadurismo (religión, patria, orden) que su deseo. La quiere por esposa, no por amante. Pero, con todo, cede cuando Célestine le promete que se casarán y se encama con ella, mostrando su hipocresía.
Una Muni que volvemos a encontrar en Belle de Jour.
Tampoco hay banda sonora musical en Belle de Jour, salvo el fragmento de una canción que canta Rabal. Parece como si Buñuel hubiera decidido aplicar uno de los principios del cinematógrafo de Robert Bresson.
Y que en Mirbeau sí es Séverine.
He corregido el hecho de que, efectivamente, Célestine no se llega a casar con Joseph, aunque esa era su intención con tal de desenmascararlo.
Y en cuanto a las capturas mutiladas en los extremos he tenido la suerte de encontrar en Pinterest una del título pero la otra he optado por eliminarla dado que por mucho que lo intentaba no había forma de que saliese toda la imagen, algo absurdo dado que con las demás no he tenido el más mínimo problema.
La verdad es que no sé que han hecho últimamente con el programa pero lo cierto es que lo han dejado peor que lo que estaba.
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Última edición por Alcaudón; 04/12/2023 a las 12:38