Es que McGyver, El Equipo A y, si me apuras, hasta El coche fantástico, eran más simples que el mecanismo de un ladrillo. Vinieron los sarracenos y los molimos a palos, que siempre ganan los buenos cuando son más que los malos. Curiosamente, nadie acababa nunca muerto o herido de gravedad, pese a las mano mamporros que se solían repartir. Y yo creo que la serie nos gustaba entonces por éso, por lo sencilla que era y lo repetitivo de la mecánica, además del factor fardar con los cachivaches que éso siempre entusiasma a los críos. Hoy, claro, los cachivaches ya no nos molan tanto, sabemos que es casi imposible que, si un coche vuelca con siete personas dentro, no les pase nada, y les vemos el andamiaje a todas estas historias