Dio, Polanski te ha dicho que La Semilla del diablo es ambigua. Ford que lo de los caballos es un fallo como la copa de un pino y Shyamalan que sus fallos estaban estudiados, en las escenas eliminadas.
Y fin de la historia, no hay debate posible.
Mo, de La diligencia voy a pasar ahora porque sé que entrará Duke de un momento a otro y la va a liar, y quiero que me pille lejos del barullo.. Y con El bosque seré algo piadoso con los fallos porque, al fin y al cabo, no voy a tirar más piedras sobre un tejado que considero mío.
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Pero de La semilla del diablo, te diré que conozco tantos resortes y claves de la brujería (si yo te contara; comenzando con La clavícula de Salomón), expuestos en la película, que por mucho que se hable de ambigüedad, es de risa que se den tantos detalles, y tan acumulados, y tan continuados en la trama, como para pensar en ¡oh, casualidad del destino! En absoluto. Hablamos de una espectacular y modélica cinta de horror satánico, que marcó época, y que sólo en plan lúdico (venga, ahora un ratito de el mundo al revés, como dice mi nena) se puede plantear de otra forma. Muy bien, amigo Roman, admirado Polanski, lo intentaste pero conseguiste una obra maestra del horror sobrenatural. Nadie que piense en esa película puede pensar en psiquiatras. Pensará en el puto Diablo. Muy fuerte. No me dejaré ganar el pulso jamás, jajaja...
¡Joé, Mo, otra vez hemos trasladado al diablo de un hilo a otro! Para que después no creas en él. Es más, ahorita me estoy acordando de que el ardid más importante del Diablo, es hacer creer al hombre que no existe... Guarda cuidado, y jamás apuestes tu cabeza con él... (Poe dixit).![]()
Yo desde esa película vi a la Farrow como una puta chiflada.
Y si fuera como tú dices sería una película fallida. Es decir, hablamos de un fallo, no de una inquietud.
Pues yo cuando la vi me crei to...