Ahí creo que está la clave, la historia la escribió Shyamalan para sus hijas, hay que verla con espíritu infantil y que éste nos permita, aunque sólo sea por un momento, como indicas, "creer que algunos cuentos son reales".
Con el mismo espíritu que evoca este momentazo (y mira que a mi, este director, alguna vez, se me atraganta, pero aquí consigue emocionarme más con cada nuevo visionado de esta película):
Saludos