Es normal.
María San Gil es una de la mujeres más valientes y comprometidas del panorama político español.
Una persona que tuvo que presenciar como mataban a su jefe, Gregorio Ordoñez, de un tiro en la cabeza delante de ella, y en vez de volverse loca o salir corriendo aterrorizada decidió que seguiría los pasos de su jefe, aunque le pudiera costar la vida como a él.
Desde entonces no a vuelto a pasear por las calles del País Vasco libremente pero se ha ganado el respeto de todos los que se oponen al terrorismo nacionalista, sean o no del PP, y el odio de todos los cobardes, fascistas y simpatizantes del terrorismo, sean vascos o no.