Aquí otro que se asustó tela marinera con El diablo sobre ruedas. La vi de jovencito en un pase televisivo, creo recordar, que en un agosto muy caluroso. Es la mejor época para esta película, para sudar la gota gorda, como el protagonista. Y es la mejor muestra de que con el justo presupuesto (gasolina y un paquete de chicles) se hacen cosas grandes. Claro, si no tienes serrín en la cabeza.