Es cuestión de concentrarse un poco en lo que te están contando, y luego un segundo visionado ayuda mucho, ya sea para finalmente entender lo que se te escapó o bien para enterrarla definitivamente. Eso me pasó con Matrix, y ahora me encanta.
Con Memento no lo necesité, ya en el primer visionado me atrapó tanto la historia y la manera de contarla que estuve pegado a la pantalla.