A mi esta serie me parece un subproducto de CSI que está en cuanto a calidad muy por debajo de lo que otras series policiacas actuales están ofreciendo (Cold Case, Numbers).
El esquema de grupo especializado está llevado aquí a extremos arquetípicos mucho peores que los de "CSI: MIami" en su primera temporada.
Quizá me resulta muy forzada en cuanto a diálogos e interpretaciones, que no quedan para nada naturales y la dirección de los episodios que he visto (6 o 7) es plana y sin garra.
El caso más sangrante es el de Mandy Patinkin, que se cree que con poner mirada perdida y las gafas apoyadas sobre la punta de la nariz soltando esas frases ultratascendentes ya te tienes que creer que viene de vuelta de todo (cosa inexplicable ya que en "Dead like me" hacía un papel similar pero en ese caso el tío es que lo bordaba). Tampoco me engancha el resto del grupo que se resume en dos mujeres florero, un negro simpático (toma tópico ochentero) y un empollón inseguro con escaso sentido de la estética (ausencia de gusto en el vestir que diría Milla Jovovich en "Zoolander). Lo único que salvaría de esta empanada es el trabajo de Thomas Gibson, el único consciente del embolado en el que anda metido, cuyo personaje es el único con el que te llegas a identificar un poco.