es que para responder a esa pregunta, depende mucho del animal. Yo por ejemplo, no tenía experiencia criando gatos hasta que tuve uno y fue maravilloso. El animal más cariñoso que he visto nunca, y con diferencia.

Eso sí, no lo castré y se iba a la calle y a veces tardaba meses en volver.

No sé si respondo a tu pregunta o no, pero un gato se las sabe resolver mejor en la calle que un perro, y es más normal en su naturaleza estar más libre que éste.

Mi gato por ejemplo, cuando volvía a mi casa se echaba encima de mis rodillas y se quedaba frito mientras ronroneaba, o por ejemplo, por la noche dormía en mi cama encima mía.

A mi madre eso no le gustaba y siempre que lo veía subirse, le atizaba con una escoba o algo que tuviera cerca.

Otra cosa que era soprendente es que mi gato se paseaba conmigo como si fuera un perro amaestrado. Yo salía a la calle, y él sin correa ni estar atado ni nada, se venía a mi lado junto a mi pierna y se paraba cuando yo me paraba y seguía caminando cuando yo empezaba a caminar otra vez.

También te puedo decir que cuando iba a la facultad, me esperaba siempre en el mismo tejado cerca de mi casa por entonces, y cuando volvía, él ya notaba mi presencia y me llamaba, y luego parecía como si hablara porque se bajaba del tejado y era lo más cariñoso del mundo conmigo. Mucha gente se quedaba parada alucinada.

Eso sí, yo nunca intervine para erradicar su vena salvaje, y si quería irse por ahí de juerga, nunca lo encerré y lo dejé salir siempre que quiso.

Mi hermana se pilló un gato de una protectora de animales, pensando que iba a ser como el mío, y no es ni de lejos así. Bufa, araña y ataca sin sentido y no sabe ni jugar porque llega a hacer bastante daño. Además de que no tiene nada de cariñoso y hace lo que quiere. Y eso que está capado.....

En fin, un mundo aparte esto de los animales, pero si decides tener un animal, que sepas que es una responsabilidad muy grande y no vale decir, me he hartado de él ni cosas similares.

Yo desde hace unos años sólo me dedico a las plantas y la verdad es que no me quejo. Silencio y tranquilidad a tope, que es lo que me gusta y si se mueren no me toca tan profundamente como un gato o un perro.

Aún pienso si mi gato hubiera muerto delante mío. Hubiera sido un golpe durísimo porque para mí era como un hijo. Como un hijo de verdad.