Un gato callejero tiene una vida muy corta. Viven seis o siete años de 'promedio. Aunque su vida usual sea alrededor de los diez u once años. Primero el estres que le produce tener que buscar comida todos los días. Defenderse, pues una gran mayoría no suele apreciar a los gatos y tienen una opinión equivocada del animal. No comen bien y al ser animales carnívoros, sus riñones se deterioran antes. Sin embargo un gato casero, de vida tranquila con dos comidas diarias y bien cuidado, puede vivir excepcionalmente hasta 16 años.
Los gatos eran animales muy apreciados en la antigüedad. En la cilivización egipcia antigua, matar un gato significaba la pena de muerte para el autor. En el imperio romano los gatos eran considerados animales muy útiles y se les trataba con respeto y mucho aprecio. Entre otras cosas mantenían a raya las plagas de ratas, que se alimentaban del grano almacenado en los graneros.
Pero en la edad media con la supersticiones diabólicas. Los gatos pasaron a ser animales perseguidos. Si el pobre tenía la mala suerte de ser de pelaje negro, entonces tenía todas los boletos para que los matasen. Pues con el brillo de sus ojos en la oscuridad y el pelaje negro se le asociaba con el mismo diablo. Es milagroso que los gatos de pelaje negro consiguieran sobrevivir. La disminución dramática de la población de gatos, hizo aumentar la de las ratas. Con las ratas vino las epidemias de peste bubónica, que estuvieron a punto de acabar con la población de Europa.