Pues sí, al fin y al cabo creo que no merece la pena continuar en esta dinámica. El placer de los buenos momentos después se convierte en sufrimiento y no tengo una coraza que me proteja del dolor.
Si fuese un tipo insensible, supongo que no me importaría todo esto y me dedicaría a aprovechar las oportunidades de disfrutar sin mayor problema. Pero cuando hay sentimientos de por medio (al menos por mi parte), esto sólo hace que la agonía se prolongue.
Después de haberme dejado por segunda vez, ahora la miro con cierto resentimiento. No es que la odie ni nada, sino que cada vez me apetece menos verla porque me da la impresión de que tarde o temprano volvería a dejarme. Supongo que ya me la estoy quitando de la cabeza...
De todas formas, la prueba de fuego sería que ella me llamase y yo pasase de ella. A día de hoy estoy seguro de que no pasaría de ella y que volvería a caer, pero con el tiempo supongo que cambiaré de parecer. Por un lado, deseo que me llame; por otro, sé que volvería a correr el peligro de ser dejado.