Tema: Michelangelo Antonioni: revisando sus películas

Las amigas (Le amiche, 1955)



Dos años después de Tentato suicidio Antonioni añade un caso más (no será el último) a su catálogo de suicidios (frustrados o no) cinematográficos. En esta ocasión adaptando el relato de un autor de prestigio: “Entre mujeres solas” (“Tra donne sole”, de 1949), de Cesare Pavese, escritor piamontés que se suicidó en Turín (donde transcurre la acción del relato y de la película) en 1950. Antonioni escribió el guion junto a Suso Cecchi d’Amico y la colaboración de Alba De Cespedes, introduciendo ciertos cambios respecto al texto de Pavese, entre otros que la protagonista, Clelia (magnífica Eleonora Rossi Drago), no es la narradora como en el relato, optando en el film por prescindir del recurso de la voz en off (aunque la cámara se centra sobre todo, aunque no exclusivamente, en este personaje). En la fotografía continuó con el director de L’amore in città, Gianni di Venanzo, y recuperó para la banda sonora (bella y sobria) a Giovanni Fusco.

La película se abre con una larga panorámica sobre Turín. A continuación entramos ya en materia: Rosetta (Madeleine Fischer) se ha intentado suicidar en una habitación de hotel tomando una sobredosis de somníferos.



En la habitación de al lado se aloja Clelia, empleada de una empresa de moda romana, que ha viajado a la capital piamontesa (su ciudad natal) para encargarse de la apertura de una sucursal. El hecho fortuito de alojarse al lado de la suicida frustrada le da acceso a las amistades de Rosetta, miembros de una burguesía turinesa ociosa. Entre estas amistades están, entre otros, Momina (Yvonne Furneaux), mujer arrogante, separada transitoriamente de su marido;



Cesare, el arquitecto responsable de las obras en la boutique (Franco Fabrizi, en uno de sus típicos papeles de calavera);



Lorenzo (Gabriele Ferzetti), un pintor huraño, malhumorado, amargado, porque ha perdido el favor del público, y su mujer Nene (Valentina Cortese), ceramista que empieza a despuntar, generando los celos del marido.

Clelia, una mujer independiente, que parece haberse hecho a sí misma partiendo de un nivel social bajo, participa de las idas y venidas del grupo, pero en realidad se siente atraída por el ayudante de Cesare, Carlo (Ettore Manni), como ella representante de una clase social distinta.



Las posiciones y caracteres de todos ellos quedan expuestos en una melancólica excursión a la playa, en un día gris e invernal, en que se muestra la frivolidad, el aburrimiento, el tedio, que los envuelve.



Poco a poco iremos averiguando que el intento de quitarse la vida de Rosetta está relacionado con su amor por Lorenzo, en especial en una larga conversación de ambos en la orilla del Po.



Mientras tanto, la relación entre Clelia y Carlo parece avanzar. En una salida para localizar muebles para la boutique, Clelia le enseña algunos rincones de su infancia, calles viejas y patios de vecinos.



Durante la inauguración de la boutique, Nana advertirá a Rosetta que no confíe en Lorenzo, aunque ella está dispuesta a sacrificarse “por amor” y a dejarle a su marido el terreno libre.



La fiesta que se organiza después acaba en una violenta pelea entre Cesare y Lorenzo en una trattoria de ambiente popular. Lorenzo abandona el local ofendido y Rosetta intenta seguirlo, pero el pintor le confiesa que, en realidad, no la necesita.



La siguiente escena, de una frialdad propia de un forense, nos muestra en un distante plano general, filmado en picado, como se saca un cuerpo sin vida del río: después sabremos que es el de Rosetta.

La tragedia provocará una violenta escena en que de Clelia acusará a Momina de ser responsable de la muerte de la muchacha, de ser una “asesina”, todo ello en presencia de las clientas del negocio. Sintiendo que esta salida de tono la inhabilita para llevar el negocio, Clelia aceptará el ofrecimiento de la patrona de volver a Roma, lo cual la lleva a renunciar a su amor por Carlo, pero a la vez supone su afirmación como mujer independiente.

La despedida en la estación, a la que llega tarde Carlo, probablemente de manera intencionada, nos muestra a los dos enamorados separándose sin remedio, sin contacto: Clelia, mirando desde la ventanilla del tren, a la espera de la aparición de Carlo, y este, escondido detrás de unas maletas, viendo como ella se aleja de su vida. ¡Qué es Antonioni! O sea que además del suicidio, hemos asistido a la crisis de un matrimonio, a la frívola inconsistencia de varios miembros de la burguesía turinesa, y al amor imposible de una pareja trabajadora (personajes hasta cierto punto positivos por contraste con los demás), como si la mujer, para triunfar en su profesión, no tuviera más remedio que renunciar al amor. Triste, desolador.

La película, bellamente fotografiada por Di Venanzo, con el gusto habitual de Antonioni por los planos largos, las calles mojadas, el aire invernal, consolida esa visión pesimista de las relaciones humanas, condicionadas por las diferencias de clase. Un film más en que uno siente la proximidad del de Ferrara con otro cineasta atento a los caracteres femeninos, a las crisis de pareja, a la imposibilidad del “amor romántico”: Ingmar Bergman.

Y para que no quede aquí la cosa, la próxima semana, con El grito, volveremos a hablar del suicidio. Lo dicho en el primer post de este hilo: un director “refrescante” para combatir los rigores de la canícula.

Parece ser que tiene todo el repertorio Antonioni visto hasta ahora y que muy bien enumera Mad, fatalidades, amores imposibles, todo ello acompañado de una exquisitez para filmarlo, casi que diría impropio de bagaje, cosa que me sorprendió en sus primeros films comentados aquí, donde parece un director que lleva 50 años filmando es sus primeras obras. Pero hay algo en el film, que por gustos personales, no me agrada mucho, el cargar en exceso el peso del film en Rosetta, un personaje de una extrema fatalidad, independientemente de lo que le depare, el personaje me carga algo, y todo lo que sucede en el film son partes del satélite Rosetta, arrastrando a un personaje a priori muy interesante Clelia, que parece la más humana de todas, pero se involucra de una manera algo sorprendente y se centra demasiado con Rosetta, cuando ella tiene cosas más interesantes que mostrar, como así se ve, cuando Rosetta le pasa lo que le pasa.

Hecho de menos la alegría de algún secundario que de algo de vida el tono de fatalidad constante del film, como si hay por ejemplo en sus dos primeros films. Quizá el personaje de Cesar es el que puede dar algo de contrapunto a todo lo que menciono, en sus apariciones hay chispa, algo más que la monotonidad y aburrimiento que desprenden todos los personajes, como bien apunta Mad, el ejemplo de la escena de la playa, donde nos muestra la tristísima realidad de los personajes (y supongo que con algo de carga social también) y el vacío de sus vidas, aunque ellos parecen cómodos con dicha situación, la que si que es feliz es "la fresquita" rubita más joven, que no recuerdo su nombre en el film. El personaje más interesante entre dicha fatalidad es, para mi, el de Momina (tremendo nombre!!!!), el cual nos enseña una extraña manera de mostrar su amistad por Rosetta, con la autoproclamación a los cuatro vientos del título de mejor amiga de Rosetta, me ha recordado a Ava Gardner entrando en su época de madurita femme fatale.

En fin, cuestión de gustos, me hubiera gustado algo más de chispa ante tanta fatalidad, por ejemplo, en su inicio,cuando Rosetta está en el hospital por su intento de suicidio, hay una escena que me encanta, y son las que le dan un contrapunto y desasosiego, es la de la madre de ella, echándole en cara que ha pasado muy mala noche por su culpa, y que está horrible, para seguidamente ignorarla y centrarse en su maquillaje....a mi estas escenas me ponen!!!! y después en el transcurso del film las encuentro a faltar, y hacen que a pesar de que su visionado es satisfactorio, no me llena tanto como sus films anteriores, donde hay más equilibrio o por lo menos hay una complementación más a mi gusta a la trama principal, por eso he encontrado un film menos refrescante de los esperado.

Hombre, es que Antonioni refrescante... Evidentemente, cuando he utilizado ese adjetivo ha sido siempre irónicamente (y entre comillas).

Pero entiendo lo que dices y estoy en parte de acuerdo. Todo resulta demasiado fúnebre, y algunos pequeños detalles que aligerasen la gravedad del argumento serían bien recibidos. Como ese de la rubita, personaje volátil y fiestero, Mariella (Anna Maria Pancani), revolcándose en la playa con Cesare (Franco Fabrizi, otro de los vitelloni fellinianos). La espectacular Momina (ciertamente el nombre se las trae) es la actriz francesa Yvonne Furneaux, de variada trayectoria internacional (veo que aún vive, con 91 años). Aparece también en La dolce vita... y era la hermana de Catherine Deneuve en Repulsion. A mí, además de la protagonista, me gusta el papel de Nene, la ceramista, interpretado por Valentina Cortese. Y sobre todo me encanta la manera que tiene Antonioni de filmar las calles, los ambientes urbanos. El grito es, al menos estructuralmente, muy diferente, aunque quizá todavía tiene menos sentido del humor. No es fácil reír con las películas de Antonioni, casi ni siquiera sonreír.

Yo, "la señora sin camelias" si que la encuentro refrescante, sobretodo debido a los secundarios que desasosiegan el clima de fatalidad.

Me he olvidado de comentar que vi el film, "las amigas", doblada al castellano, por eso me reservo el derecho de admisión para una futuro visionado con las condiciones más ajustadas a mi normalidad. Sospecho que a causa del doblaje me he perdido muchas cosas, muchos matices.

Iniciado por Alex Fletcher

Yo, "la señora sin camelias" si que la encuentro refrescante, sobretodo debido a los secundarios que desasosiegan el clima de fatalidad.

Me he olvidado de comentar que vi el film, "las amigas", doblada al castellano, por eso me reservo el derecho de admisión para una futuro visionado con las condiciones más ajustadas a mi normalidad. Sospecho que a causa del doblaje me he perdido muchas cosas, muchos matices.

Intento de suicidio; crisis matrimonial; adulterio; humillaciones varias; frustración de la protagonista como esposa, como amante y como actriz; todo ello con un tono triste, melancólico. Hasta sale Venecia durante el festival de cine bajo la lluvia... ¿refrescante? Vale, ya sé que vives en Suiza, y supongo que con poco te conformas, pero...

Por cierto, hace como 10-11 años que compro mensualmente (o me compran mejor dicho) dirigido por, y no recuerdo ningún monográfico sobre Antonioni, aunque sospecho que seguro que debe haberlo, sobretodo en fechas más anteriores a las dichas.

Iniciado por mad dog earle

Intento de suicidio; crisis matrimonial; adulterio; humillaciones varias; frustración de la protagonista como esposa, como amante y como actriz; todo ello con un tono triste, melancólico. Hasta sale Venecia durante el festival de cine bajo la lluvia... ¿refrescante? Vale, ya sé que vives en Suiza, y supongo que con poco te conformas, pero...

Iniciado por Alex Fletcher

Por cierto, hace como 10-11 años que compro mensualmente (o me compran mejor dicho) dirigido por, y no recuerdo ningún monográfico sobre Antonioni, aunque sospecho que seguro que debe haberlo, sobretodo en fechas más anteriores a las dichas.

No te lo puedo asegurar de memoria (lo miraré: yo hace unos 43 o 44 años que la compro), pero me extrañaría que no lo hubiera, siendo como era un director prototípico de lo que se entiende por un autor. Como su nombre indica, la revista se creó bajo el influjo de la teoría del cine de autor cahierista.

Se le dedicó uno de los primeros números, el 27, cuando Antonioni aún estaba plenamente activo:



Pero me extrañaría que no hubieran vuelto sobre su obra. Investigaré un poco.

Iniciado por mad dog earle

Intento de suicidio; crisis matrimonial; adulterio; humillaciones varias; frustración de la protagonista como esposa, como amante y como actriz; todo ello con un tono triste, melancólico. Hasta sale Venecia durante el festival de cine bajo la lluvia... ¿refrescante? Vale, ya sé que vives en Suiza, y supongo que con poco te conformas, pero...

Suiza debe ser la leche!

Iniciado por mad dog earle

No te lo puedo asegurar de memoria (lo miraré: yo hace unos 43 o 44 años que la compro), pero me extrañaría que no lo hubiera, siendo como era un director prototípico de lo que se entiende por un autor. Como su nombre indica, la revista se creó bajo el influjo de la teoría del cine de autor cahierista.

Dime el secreto de guardar tantas revistas. Yo no se dónde meterlas.

Pues ya han superado los 500 números. Salvo una veintena de los primeros años, tengo todas las demás, que me ocupan la parte superior de una estantería de dimensiones considerables. Intente deshacerme de ellas hace unos años, pero las ofrecí a una biblioteca y ni se molestaron en contestarme.

Iniciado por mad dog earle

Pues ya han superado los 500 números. Salvo una veintena de los primeros años, tengo todas las demás, que me ocupan la parte superior de una estantería de dimensiones considerables. Intente deshacerme de ellas hace unos años, pero las ofrecí a una biblioteca y ni se molestaron en contestarme.

Envíame un mail, yo SI te contestaré.

Yo compro Dirigido por... desde 1992, ininterrumpidamente.

Y en un número reciente (cuando llegue a casa lo consulto) había un dossier sobre Antonioni, creo que a raíz de su muerte.

Y, por cierto, que también Yvonne Furneux fue la protagonista femenina de LA MOMIA (1959) de Terence Fisher.

Iniciado por Alex Fletcher

Envíame un mail, yo SI te contestaré.

Quizá por eso precisamente me guardaré muy mucho de enviártelo.

Por cierto, Alcaudón, buena memoria. En el número 371, de octubre de 2007 (Antonioni murió el 30 de julio), la revista le dedicó un estudio monográfico a Antonioni, pero de pequeño formato, unas 15 páginas firmadas por Hilario J. Rodríguez. Aprovecharé para releerlas (aunque Rodríguez no era uno de mis críticos de referencia). El artículo empieza señalando un detalle que se me había pasado por alto y que parece responder a una especie de lógica universal: "Ingmar Bergman y Michelangelo Antonioni murieron de forma acompasada, el pasado 30 de julio. Bergman a primera hora de la mañana, recordando la luz solar que iluminaba sus primeros films, y Antonioni cerca de la medianoche, en consonancia con los siniestros interiores que habían comenzado a proliferar en la última parte de su obra".

Unidos por la muerte. Una bella forma de pasar a la historia del cine, dos directores, sin duda, con muchos puntos de contacto, como ya hemos ido sacando a relucir en algunos momentos.

El grito (Il grido, 1957)



En su día se acuño la frase “el depresivo no químico más poderoso del mundo” para referirse a Leonard Cohen. Creo que en el ámbito cinematográfico se podría aplicar la misma frase a la obra de Michelangelo Antonioni en general y muy en particular a El grito. Y que conste que, como creo haber dicho ya alguna vez, Cohen ha sido y sigue siendo uno de mis cantautores preferidos, del que tengo toda su discografía en mi discoteca, y a la que recurro habitualmente.

Con ello quiero decir que, a pesar de ser un film muy deprimente, expresión de una especie de vacío existencial inmenso, subrayado además por la música de piano, triste y melancólica, de Giovanni Fusco (que me ha recordado en algunos momentos a Erik Satie), me parece una excelente película, a la que esta vez dudo que incluso el optimista Alex pueda encontrar en ella nada “refrescante”. Y reconozco que no siempre la he valorado de esta forma, es un film que habré visto tres o cuatro veces y esta, sin duda, es la ocasión en que más me ha gustado, quizá porque esto de ver seguidas las películas de un director te pone en el contexto adecuado para percibir ciertos aspectos que en otros momentos se te escapan, para ver líneas de continuidad que engrandecen los films.

Antonioni cuenta de nuevo con Giovanni di Venanzo tras la cámara, y como ya ocurría con Enzo Serafin en sus primeros films, la labor fotográfica es esencial, esta vez junto a las magníficas localizaciones. Estamos en la Emilia-Romagna, en las valles del Po, en un paisaje invernal (¡cómo no!), desolado, de árboles desnudos, de campos neblinosos, de pueblos con apariencia inhóspita, como si se tratara del paisaje interior de los protagonistas. Todo ello bañado por una luz grisácea, en la que los contornos de los objetos o de los paisajes se desdibujan.



En medio de ese escenario Aldo (un magnífico Steve Cochran) vive su particular via crucis, recorrido de carácter circular que empieza descendiendo de la torre de la fábrica azucarera donde trabaja y terminará subiendo a ella. La mujer con la que vive, Irma (magnética Alida Valli), acaba de recibir un telegrama donde se le informa que su marido ha muerto en Sydney, donde trabajaba. Ella, durante los años de alejamiento del marido, ha vivido con Aldo, con quien ha tenido una niña, Rosina. Pero desde hace unos meses mantiene relaciones con otro hombre y decide abandonar a Aldo.



Nuestro protagonista inicia un periplo sin rumbo ni objetivo fijo, como buscando donde asirse, aunque sea a un clavo ardiendo. Intenta primero sondear a una antigua novia, Elvia (Betsy Blair, actriz que siempre nos suele transmitir una fragilidad y tristeza profunda), que se ha mantenido soltera.



Pero recuperar la relación del pasado es imposible, la vida no ha sido fácil para ella. Así que Aldo seguirá deambulando por la región con su hija a cuestas.



La siguiente parada será un gasolinera donde lo acogerá una viuda, Virginia (Dorian Grey, actriz italiana a pesar del nombre), necesitada de un hombre,



y de sacarse de encima a su revoltoso padre, que aporta quizá las únicas notas más o menos humorísticas.



Aldo convivirá con ella durante un tiempo, pero la presencia de Rosina es un impedimento para que puedan llevar una vida normal de pareja. Aldo envía a la niña de vuelta al pueblo, pero la relación con Virginia parece también inviable.

A continuación se siente atraído por trabajar de mecánico en una draga y quizá por viajar a Venezuela, pero su destino le lleva a malvivir en una barraca a orillas del Po, donde inicia una relación imposible con Andreina (Lynn Shaw, pseudónimo de la actriz inglesa Jacqueline Jones), una chica frívola, casquivana, dispuesta a prostituirse si el hambre aprieta.



Sin haber encontrado ese asidero que buscaba, más vacío que a la partida, Aldo vuelve al pueblo de Goriano, justo a tiempo de ver como los pequeños propietarios de tierras están en pie de guerra contra las expropiaciones decretadas por el gobierno para construir un campo para aviones a reacción. Hasta los obreros de la fábrica, de la que fue su fábrica, se solidarizan y participan en las protestas. Aldo, que ha visto a Irma con un niño pequeño (su hijo, suponemos, tenido de su nuevo amante), entra en las instalaciones ahora desiertas de la fábrica, como en trance, escalando los numerosos peldaños de la torre del inicio. Irma, preocupada, lo sigue y lo llama. El grito de la mujer anunciará la tragedia final.



Esta vez Antonioni ha dejado de lado los ambientes sofisticados de una burguesía ociosa, invadida por el tedio. Pero aunque sus protagonistas pertenecen a la clase trabajadora, tampoco ellos parecerá que encuentren sentido a sus vidas (aspecto que, al parecer, fue muy criticado por los sectores más izquierdistas o los defensores del neorrealismo). Lo dicho: deprimente como solo Antonioni o Leonard Cohen sabían serlo, es decir, hermosamente.

Y la semana que viene empezaremos con la famosa trilogía (o tetralogía para algunos) de la incomunicación, y la aparición absorbente en pantalla de la actriz antonioniana por antonomasia: Monica Vitti.

PD: Esta semana he avanzado el comentario porque el miércoles es fiesta en Catalunya y esto puede que afecte a mi ritmo habitual de visionados y a la redacción, siempre laboriosa, de los comentarios. La semana que viene volveré a publicarlo hacía el viernes o sábado.

Amigo mad dog earle o no tienes vida privada o eres mi héroe y desearía reencarnarme en tí dado el ritmo de revisiones que llevas.

Como bien comentabas Bergman y Antonioni murieron el mismo día y por los comentarios que vas desgranando en este rincón yo diría que son autores con más de un nexo en común.

Espero tener oportunidad de comentar las cuatro películas que vienen a continuación dado que tengo buenas copias en HD y más ahora que a Weir le tenemos casi finiquitado.

Iniciado por Alcaudón

Amigo mad dog earle o no tienes vida privada o eres mi héroey desearía reencarnarme en tí dado el ritmo de revisiones que llevas.

No exageres, hombre. Claro que tengo vida privada. Tres películas a revisar por semana no es tanto. Tú sueles publicar más comentarios que yo, y más documentados, si contamos el "otro hilo". Lo que da más trabajo es escribir los comentarios, no ver las películas.

Ah, y no me tomes como modelo de nada, entre otras cosas porque soy más viejo, y por tanto, objetivamente, me queda menos tiempo para ver cine. Hay que aprovecharlo.

Jolines en lunes y Antonioni listo!!! Como apreta el Boss!!!!

Yo que me he visto hoy la de Hitchcock para avanzar, y estoy en "modo Alcaudón", o sea tendré invitados en casa hasta el domingo.....Joder mira que me fui a Suiza para evitar esto, y hasta aquí me visitan!!! Es que soy tan buena gente!

Mi problema (y ahora más agravado con la edad) es que me cuesta centrarme en un sólo tema por muy absorbente que sea. Y por ello debo darte gracias, amigo mad dog earle, ya que gracias a tu apoyo y entusiasmo has conseguido lo imposible... O sea, que revisase la obra completa de uno de mis directores favoritos (Nicholas Ray) y, especialmente, que me embarcarse en un proyecto tan demencial como comentar las 52 (ojalá hubiesen sido 53) películas de Sir Alfred y no morir en el intento aunque reconozco que a veces las revisiones me traen por el camino de la amargura dado que no debería pasar tantas horas delante del ordenador (después de todo en el trabajo estoy dándole caña durante casi 7 horas), algo agravado además por mi maniática busqueda del dato correcto aunque para ello tenga que bucear en Internet cual Jacques Cousteau.



P.D. ¿Alguien ha dicho que después de Hitchock deberíamos ir a por Lang (Fritz, no Walter - aunque no dejaría de tener su gracia, ¿verdad? )?

Iniciado por Alex Fletcher

Jolines en lunes y Antonioni listo!!! Como apreta el Boss!!!!

Yo que me he visto hoy la de Hitchcock para avanzar, y estoy en "modo Alcaudón", o sea tendré invitados en casa hasta el domingo.....Joder mira que me fui a Suiza para evitar esto, y hasta aquí me visitan!!! Es que soy tan buena gente!

Eso es lo que os pierde, a ti y a Alcaudón. En cambio, mi casa es un santuario pocas veces profanado.

Iniciado por Alcaudón

P.D. ¿Alguien ha dicho que después de Hitchock deberíamos ir a por Lang (Fritz, no Walter - aunque no dejaría de tener su gracia, ¿verdad? )?

Sí, y le haremos caso. O sea que ¡ánimo!, que, después de las 52 más extras, "cantaremos" las 40 de Lang.

Iniciado por mad dog earle

Eso es lo que os pierde, a ti y a Alcaudón. En cambio, mi casa es un santuario pocas veces profanado.

Yo he pasado por las dos situaciones opuestas. Durante muchos años, dado lo buenos anfitriones que eran mis padres, recibíamos en casa durante todo el año, y especialmente en verano, a toda la familia del pueblo, y algunos amigos. Llegamos a reunirnos una vez cerca de 30 en un piso de 50 metros cuadrados. El camarote de lso hermanos Marx Y lo mejor es que todos comieron bien y salieron satisfechos. Qué meritazo tenían, sobre todo mi madre que era la que guisaba.
Hoy en día, ya con ellos mayores, y con el paso del tiempo (las cosas nunca siguen igual siempre) ya recibimos pocas visitas y estamos más tranquilos (solo mi hermano y su familia).
Algunas veces recordamos anécdotas de aquellos años: "te acuerdas cuando nos juntamos aquí tantos...?"

Como sé que a tomaszapa estas anécdotas le ponen, y además no quiero aparentar ser una especie de individuo antisocial o misántropo (aunque con los años uno tiende al aislamiento), en mi pisito de soltero, allá por los 90, organicé durante una temporada unas cuantas sesiones de cinefórum con un grupo de amigos y amigas en que visionábamos films de Bergman, Fellini, Tarkovski, Ford, Hitchcock, Carol Reed y un largo etcétera (en vídeo, claro, grabado de algún pase televisivo).

En un pequeño sala-comedor nos amontonábamos (todo muy decente, por supuesto ) entre 6 y 8 personas alrededor del televisor. Y como no solo de cine vive el cinéfilo, el menda ejercía de anfitrión poniendo a disposición de los invitados un buen surtido de quesos, embutidos y patés, todo ello bien regado con vinos de procedencia diversa (entonces era socio de un club de vinos... ¡qué tiempos aquellos en que la hipertensión, la glucemia, el colesterol o los triglicéridos me dejaban en paz!). Y es que el cine con vino entra.

Tenía que ser una gozada poder disfrutar esos momentos en buena compañía, buena comida y bebida y discutiendo con gente de forma inteligente (sin llegar al gafapastismo, por supuesto).