No soy muy de vanguardias...La verdad.
Del siglo XX me quedo con Hammershoi y Holsoe, y algún americano como Hooper...Y tengo que admitir que quizás estos autores americanos, me gusten precisamente por la influencia en el Cine de sus obras.
No soy muy de vanguardias...La verdad.
Del siglo XX me quedo con Hammershoi y Holsoe, y algún americano como Hooper...Y tengo que admitir que quizás estos autores americanos, me gusten precisamente por la influencia en el Cine de sus obras.
Se me olvidaba un autor de pintura interesante: Yves Klein...Y su estudio del color azul.
Es interesante el color pues nos enseña a Analizar tres partes conjuntas del film.
1)- La Luz utilizada para iluminar la escena, su temperatura de color, su distancia min-max en el escenario..
2)- El reflejo de esa luz incidente en los objetos que conforman el escenario (también los actores/actrices con sus tonos de piel correspondientes). Color pintura, propiedades de mate y brillo...
y
3)- Proceso de etanolaje con la película.
Todas estas partes han de estar conjugadas para proporcionar el resultado final del film..
Creo que esto debe ser estudiado con cuidado...
Última edición por C.Bethencourt; 15/10/2019 a las 14:24
Blow-Up (Deseo de una mañana de verano) (Blowup, 1966)
Con Blowup (o Blow-Up o Blow Up, que de todas esas maneras la he visto referenciada, incluso en carteles, aunque en la película el título aparece formando una sola palabra, que se podría traducir perfectamente como “ampliación”) Antonioni continuó sus experimentaciones con el color. Pero si en Il deserto rosso, a mi modo de ver, el trabajo con el color, fascinante en muchos momentos, no encontraba un buen marco en la narración, lastrada además por la interpretación de Richard Harris, aquí en cambio forma y contenido narrativo combinan a la perfección. Tengo que reconocer, no obstante, que este ha sido el visionado (¿cuarta, quinta vez?) en que creo haberle sacado más jugo a la película, hasta el punto de que incluso ese temible final con los mimos me ha parecido congruente.
Algunos datos técnicos: se trata de una producción de Carlo Ponti (o sea, Antonioni pasó de De Laurentiis, en Il provino, a Ponti, los dos grandes productores italianos) con la MGM, rodada en Londres con fotografía de Carlo di Palma (en Metrocolor) y música de Herbie Hancock, brillante teclista de jazz de la escuela de Miles Davis (primer apunte para tomaszapa). El guion, firmado por Antonioni y Tonino Guerra, se inspira en un relato breve (siete páginas en la versión que he leído y que corre por Internet) de Julio Cortázar, “Las babas del diablo” (texto que no tiene nada de satánico a pesar del título). Cortázar sitúa la acción en París, en la Île Saint-Louis, en medio del Sena, siendo el protagonista, como en el film, un fotógrafo. También en la obra de Cortázar, el fotógrafo capta un momento en que intervienen tres personas, y a base de ampliaciones reconstruirá lo sucedido, aunque más en su cabeza que en el papel fotográfico, no tratándose en este caso de un asesinato. O sea que Cortázar sirve solo de punto de partida, siendo la película una derivación notablemente distinta.
Thomas (un excelente David Hemmings, uno de los grandes aciertos del film) es un fotógrafo londinense que parece estar en la cresta de la ola. Lo vemos al inicio del film saliendo de un albergue para vagabundos, mal vestido y sucio, a donde ha ido a recalar en busca de material para un libro de fotografía. A pesar de su aspecto, tiene un espectacular Rolls Royce negro descapotable esperándole. También en el inicio del film vemos por primera vez a un grupo de mimos que recorren festivamente las grisáceas calles londinenses a bordo de un jeep, poniendo una nota de color y desenfado (algo que me recuerda la explosión del glam que retrata brillantemente Todd Haynes en Velvet Goldmine, incluso mediante una escena por las calles que quizá se inspiró en Antonioni).
Ya en su estudio (que era en realidad el del prestigioso fotógrafo, John Cowan, todo un referente visual de los tiempos del Swinging London), le espera una modelo famosa, que se interpreta a sí misma, la alemana Veruschka, a quien Thomas fotografía como si le estuviera haciendo el amor.
También tendremos ocasión de ver la manera de comportarse de Thomas en su estudio, como una especie de dictador que utiliza a las modelos casi como meros objetos, convertidas en poco más que maniquíes inanimados:
Junto al estudio, tiene su taller un amigo pintor, Bill, del que ya comentamos que pinta unas obras cuyo autor real es Ian Stephenson. Su mujer, un rol con poca presencia, está interpretada por Sarah Miles, actriz que por aquellos años ya había protagonizado un film esencial para la época, The Sirvent, de Joseph Losey.
Y para completar, de momento, los dramatis personae que se mueven por ese mundo fotográfico, aparecen dos teenagers a la búsqueda de un momento de gloria con el fotógrafo de moda, una de las cuales, la rubia, es Jane Birkin, que estaba iniciando su carrera cinematográfica.
La morena es Gillian Hills, que aparecería años después en un breve papel de La naranja mecánica (volveremos sobre esto más adelante).
Hasta aquí Antonioni se ha limitado a mostrarnos el mundo en que se mueve como pez en el agua Thomas, un mundo lleno de sensaciones, colores, dinamismo, hedonismo, todo un prototipo de los “locos años 60” en Londres, de la irrupción en la sociedad de la juventud durante esa década prodigiosa. Incluso se podría hablar de un apunte social, como lo eran en cierta forma los retratos del mundo burgués italiano de la mayoría de sus anteriores films.
Pero el film tiene su intriga, habrá algo que descubrir, y eso se nos cuenta con enorme economía de medios, hecho más de imágenes y sonidos que de palabras. Thomas visita una casa de antigüedades que ve como posible inversión, pero como no está la propietaria, pasa el rato en un parque contiguo, el Maryon Park (en el que no he estado nunca en mis visitas a Londres: me lo apunto para la próxima).
Thomas se entretiene, curioseando, haciendo fotos a una pareja (ejerciendo de Peeping Tom, algo consustancial al ejercicio de la fotografía… y del cine). Cuando la mujer, Jane (Vanessa Redgrave), se da cuenta de que están siendo fotografiados se dirige a Thomas exigiéndole imperiosamente que le entregue el carrete, a lo cual este se niega y se marcha, no sin comprar antes una aparatosa hélice en la casa de antigüedades.
De vuelta al estudio, Thomas recibirá la inesperada visita de Jane que sigue insistiendo en que le entregue las fotos, para lo cual incluso se ofrece sexualmente.
Thomas le entrega un carrete que no es, y pasa a revelar el preciado contenido del auténtico. Poco a poco va ampliando las fotos descubriendo que la pareja del parque estaba amenazada por un hombre con una pistola, escondido entre los arbustos. En plena labor, vuelven las dos jovencitas con las que mantendrá un festivo ménage à trois, que nos recuerda al que mantendrá Alex en la ya citada La naranja mecánica (escena en la que participa Gillian Hills: ¿casualidad o una forma indirecta de homenaje de Kubrick a Antonioni?). Como curiosidad, se dice que en esta escena se ve por primera vez en el cine británico el pelo púbico femenino, en concreto el de Jane Birkin (exactamente a la 1h 11’ 52” del DVD que he visionado).
Cuando Thomas reemprenda su trabajo en el laboratorio, las sucesivas ampliaciones le revelaran la presencia de lo que parece un cuerpo tendido en la hierba. Inquieto, se desplaza por la noche al Maryon Park donde descubre que, ciertamente, hay un cadáver (que más parece un maniquí). A la vuelta al estudio las fotografías han desaparecido (atención, porque la desaparición va a ser la característica del film a partir de ese momento).
Preocupado, Thomas inicia un peregrinaje por la noche londinense en busca de su amigo Ron (Peter Bowles) con el que planea editar el libro de fotografías.
Circulando por la calle cree ver a Jane, pero en una fracción de segundo se desvanece entre la gente de la calle (en un momento propio del cine fantástico extraordinariamente bien rodado). Busca a Ron en un local musical, donde están actuando The Yardbirds (segundo apunte para tomaszapa), en una época en que compartían grupo dos de los más grandes guitarristas ingleses del momento: Jeff Beck y Jimmy Page (fundador poco después del mítico grupo Led Zeppelin). En el escenario interpretan el tema “Stroll on”, mientras el público parece asistir al concierto anestesiado, como zombis. Solo reaccionarán violentamente cuando Beck destroce su guitarra a la manera de Pete Towshend de The Who (que al parecer era el grupo con el que quería contar Antonioni).
Finalmente, Thomas encontrará a Ron en una party que retrata la época: mezcla de gente joven y mayor, drogas, ambiente lujoso, música. Le contará todas sus experiencias del día, pero Ron no parece darle mayor importancia. A la mañana siguiente, Thomas se despierta en una casa vacía, rodeado de los restos de la fiesta (momento que recuerda La notte). Vuelve al parque pero el cadáver ha desaparecido. En su lugar hacen su aparición de nuevo los mimos del inicio del film que comienzan un partido de tenis sin raquetas ni pelotas. Thomas los observa curioso. Cuando uno de los jugadores lanza “la pelota” fuera de la pista, Thomas la recogerá y la devolverá.
A partir de ese momento, sobre la cara de Thomas (ya no volveremos a ver a los mimos), se oye en la banda sonora el ruido de los raquetazos. La cámara pasa del primer plano de Thomas a un plano general cenital. Cuando en la pantalla aparezca “The End” será Thomas quien se desvanezca.
Creo que ese juego de ampliaciones de imágenes que revelan una realidad invisible a primera vista y, por contra, esos desvanecimientos de objetos y personajes dotan de sentido al film. Antonioni juega con lo que vemos y lo que no vemos, con la construcción de la realidad, igual que un fotógrafo (o un cineasta) construye una realidad a través de su mirada. Antonioni comentó que “entre las muchas maneras de combatir la nada, una de las mejores es sacar fotografías”, a lo cual se podría añadir hacer películas, aunque un proceso y otro tienen notables diferencias en la producción del objeto artístico.
Dos apuntes más: constatar la sorprendente vitalidad y voluntad de conectar con la juventud de un director ya maduro (54 años) y, como curiosidad, mencionar que Antonioni fue un campeón de tenis en su años mozos. De hecho, en sus inicios como cineasta, lleno de penurias económicas, cuenta que se dedicó a vender la multitud de trofeos que había ganado, con lo que fue tirando una temporada.
Como conclusión, el film me ha encantado, quizá por primera vez, lo que me lleva a pensar que mis críticas del otro día respecto a Il deserto rosso puede que indiquen más mis carencias como espectador que las del propio film. Veremos qué nos depara la semana que viene Zabriskie Point, película que vi hace muchos años (tantos como 25) y que no he vuelto a ver. En su día me pareció francamente mala. Pero quizá los años me hagan verla de otra manera.
Última edición por mad dog earle; 18/10/2019 a las 13:09
primer apunte. Herbie Hancock. Este magnífico pianista de jazz (un mito, para muchos) tiene en su haber un Oscar (por la banda sonora de Alrededor de la medianoche) y supera la decena de Grammys, entre ellos el de mejor álbum del año, en 2008 por River:The Joni Letters (un tributo a Jonni Mitchell).
Esta fue la segunda vez que un álbum de jazz conseguía el premio gordo en los Grammys. La primera había sido el Getz/Gilberto, de Stan Getz, en 1965. Como curiosidad Getz (y Gilberto) había popularizado La chica de Ipanema un año antes.
Volvemos a Hancock. Su éxito mayor en cuanto a singles se refiere es en lso ochenta. Su tema Rockit triunfó en toda Europa (fue top-10 en casi todos los países). En la UK Singles alcanzó el número 8 en la semana del 14 de agosto de 1983.
Por encima de ese tema se movían esa semana artistas y grupos hoy clásicos, como Depeche Mode, Wham, Elton John, Spandau Ballet o el número 1, Give it up, de KC and the Sunshine Band.
El video de Rockit fue un éxito total en la incipiente MTV
Mi blog: www.criticodecine.es
Segundo apunte. Yardbirds. Esta banda londinense por la que pasaron bastante miembros a lo largo del tiempo (los citados Beck, Page o Eric Clapton) en su primer álbum de estudio, For your love también lanzaron como sencillo el homónimo For your love, que a la postre sería uno de sus grandes éxitos a ambos lados del charco. Era 1965.
Alcanzó el número 6 en el Hot 100 y el número 3 en la UK Singles, en la semana del 8 de abril de 1965.
Por cierto, el compositor de For your love, Graham Gouldman, artista importante, fue el creador de muchas canciones estupendas en lso 60: Bus stop, de Hollies, o No milk today de Herman´s Hermits.
Además, Gouldman fue uno de los miembros de inicio (y además el único que ha durado hasta nuestros días) del grupo 10cc, famoso entre otras por el I´m not in love
Mi blog: www.criticodecine.es
Vista por fin "Blow job" ....digo "Blowup", el cual tenía hace mucho pero por los prejuicios infundados sobre el gafapastismo y aburrimiento del cine de Antonioni, me negaron de disfrutarla, bueno ésta y todas sus películas por ahora.
Una pregunta Mad, la actriz propietaria del Antiquario, quien es? me ha resultado insultantemente atractiva.
Alex, la acrtiz es Susan Brodrick.![]()