Patrick Doyle y Thomas Newman han alcanzado una edad que en cualquier otra profesión les permitiría estar jubilados (y no lo están porque no quieren). Pero con lo cambiante y caprichosa que está la industria, ¿creéis que están para soportar a cualquier cabezón que no sabe ná de ná de las altas esferas? Falta la energía de la juventud y el ansia de terreno virgen por conquistar). Bastante es que no están juntos en una playa tumbados en una hamaca tomando un daiquiri con sombrillita