Vista hoy a la tarde en los Yelmo de Barakaldo. Sala completamente vacía... solo yo en la fila 6
Solo puedo decir una cosa: qué huevazos tiene Aronofsky. Sí, las alegorías son más simples que un sonajero, pero qué forma de rodar y mantener la tensión. Que coraje de saltarse a la torera todas las normas no escritas en un film de estudio.
Lawrence está muy bien y lleva todo el peso dramático e interpretativo... pero si la peli de verdad engancha es por su alucinante montaje y su crescendo emocional. Cuando parece que la cosa se calma, te vuelve a golpear donde más duele. Los veinte minutos finales son de infarto.
No es su peli más redonda (yo diría que está a la par en irregularidad con “The Fountain”), pero ojalá estrenaran dos o tres pelis como ésta al año. Por experiencias como estas sigue mereciendo ver un film en una sala de cine... el que esté mínimamente interesado en verla así que no tarde mucho, porque no creo que dure mucho más en ellas.
Un saludo.