Lolita Sevilla, a lo mejor sin saberlo entonces, entró de lleno en la memoria colectiva de mucho cinéfilo en nuestro país, con aquellas escenas donde hacía lo mejor que sabía, cantar, pero desplegando una chispa que al film le sentaba de maravilla. Lo importante, como todo lo que hacía Berlanga, era la crítica profunda a una España y unos gobernantes que se echaban por entonces en brazos del "amigo americano". El "americanos, os recibimos con alegría. ...Ole Virginia y "Mirchigan"...y viva "Terxas" que no está mal" es sublime. Cada vez que se escuchaba era como una guantada sin manos al régimen.
DEP.