La duración de Diablo no se basa en que la historia sea muy larga, este juego va de su asquerosa adicción. No hay más que ver que, hoy en día y más de diez años después de su lanzamiento, todavía hay mucha gente jugando a Diablo II. Eso tiene que ser por alguna razón y esta tercera parte añade la casa de subastas que, no me canso de decirlo, va a ser un antes y un después.
Es vicio en vena. Repetitivo a más no poder, pero adictivo como pocos juegos.