Inolvidable su aportación a la segunda encarnación crimsoniana (esa apabullante trilogía formada por los álbumes Larks' Tongues in Aspic, Starless and Bible Black y Red).
Seguro que los seguidores de Roxy Music tendrán presente al músico, que colaboró en alguna gira de la banda y junto a varios miembros de la banda a lo largo de los años (¡como olvidar su línea de bajo en el tema Baby's on Fire, de Brian Eno en uno de mis álbumes favoritos de todos los tiempos, Here Come the Warm Jets, o su aportación a algunos de los mejores álbumes de Phil Manzanera, como Diamond Head o K-Scope!).
Para un servidor, es muy recomendable asimismo el primer álbum homónimo de la banda que formaría junto a otro componente de King Crimson (Bill Bruford), tras la desbandada del grupo, formando la banda U.K. junto a Eddie Jobson y Allan Holdsworth.
En fin, ya sé que es ley de vida (y que a algunos les pueda parecer una boutade), pero hay que ver como afectan las desapariciones de los artistas que admiramos y cuya labor nos ha acompañado (y seguirá haciéndolo) a lo largo de nuestra vida, más aún cuando se van antes de tiempo.
Descanse en paz.




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