Director: Deniz Gamze Ergüven
Guión: Deniz Gamze Ergüven, Alice Winocour
Música: Warren Ellis
Fotografía: David Chizallet, Ersin Gok
Reparto: Erol Afsin, Ilayda Akdogan, Doga Zeynep Doguslu, Elit Iscan, Ayberk Pekcan, Günes Sensoy, Tugba Sunguroglu
Sinopsis: Ellas son cinco hermanas huérfanas de edades comprendidas entre los 12 y los 16 años y su vida es un jardín paradisíaco de risas y juegos sobre las olas del Mar Negro con los chicos de la escuela de su pequeño pueblo, situado al norte de Turquía. Sin embargo, la condición de la mujer en el país no tardará en cernirse sobre este gineceo ("todo el pueblo habla de vuestra obscenidad") y su familia (la abuela y el tío) decide hacerse cargo del asunto, esto es, prepararlas y precipitarlas hacia su destino de futuras esposas.

Premios:
2015: Premios del Cine Europeo: Nominada a Mejor película y premio Discovery
2015: Independent Spirit Awards: Nominada a Mejor película extranjera
2015: Festival de Valladolid - Seminci: 6 premios, incluy. Espiga de Plata
2015: National Board of Review (NBR): Premio a la libertad de expresión
2015: Satellite Awards: Nominada a Mejor película de habla no inglesa
2015: Festival de Sevilla: Premio del Público
2015: Festival de Sarajevo: Mejor película

Estreno: 11 de marzo



Crítica:
Deniz Gamze Ergüven debuta a lo grande en el cine. La directora turca ha dado la campanada con una película que está llamada a marcar una época. Presentada en la Quincena de los Realizadores en Cannes, triunfó en la Seminci y es la representante de Francia para los Oscars. Además tiene la posibilidad de ganar el premio a mejor película europea que se dará dentro de poco.

Cada vez más y más vemos cómo aparecen películas que su objetivo es retratar la realidad social en la que se encuentra un país. Algunos directores tienen más suerte que otros y consiguen realizar la película con total libertad a la hora de mostrar las injusticias. Otros, sin embargo, tienen que recurrir a mecanismos ingeniosos para que su trabajo se salte la censura y pueda ser estrenado, aunque sea, fuera de sus fronteras. Este es el caso, por ejemplo del iraní Jafar Panahi, que, por querer contar las absurdas leyes que impone su Gobierno, ha sido condenado a no poder salir de su tierra natal, haciendo de su casa una cárcel. Deniz Gamze Ergüven, sin embargo, es turca pero desde la adolescencia vive en París. A pesar de ello, y como condición de ser mujer, ha visto la necesidad de dar a conocer la situación en la que se encuentran todas solo por el mero hecho de no ser hombres. Una injusticia que ya el propio iraní retrató en Offside (Fuera de juego) y que va a tener varios elementos en común con Mustang. A parte de haberse lleavdo la ovación de la mayor parte de los festivales de todo el mundo, recibió también el Premio Lux, que lo otorga todos los años ni mas ni menos que el Parlamento Europeo. El presidente de la cámara, Martin Schulz, aprovechó la ceremonia para lanzar un mensaje en contra de lo que preocupa actualmente: “Tenemos que defender nuestra diversidad, ahora que la barbarie y los enemigos del pluralismo luchan para destruir nuestra cultura”.

Las clases han terminado y con ello se da la bienvenida al verano. Entre la tristeza derivada de la despedida de una profesora que se muda y la alegría del comienzo de las vacaciones, las cinco hermanas y sus amigos marchan hacia la playa para pasa un rato agradable antes de volver a sus casas. Se bañan, se ríen, juegan con otros chicos y se divierten sin pensar en nada más. Hacen lo que unos adolescentes deben hacer. O eso es en la teoría porque esa tarde marcará un punto de inflexión en sus vidas. Será el último día donde disfruten de esa etapa tan bonita como es la infancia. Una vecina ha visto cómo se subían a hombros de unos jóvenes, viéndose obligada a informar a su abuela por ese hecho tan obsceno. Esta última y su hijo -el tío de ellas- decide castigarlas duramente prohibiéndolas salir de la casa durante todo el verano. Así pues, su propio domicilio se convierte en una prisión en las que unas rejas puestas adrede las separa de la libertad. También, para evitar posibles actos impuros, deciden esconder todos los objetos que puedan pervertir las mentes de las niñas. Ordenadores, peines, maquillaje, teléfono, son algunas de las cosas que ya no podrán usar. Junto a eso, no falta la prueba de la virginidad que deben hacerse. Llegar pura al matrimonio es sagrado para ellos. Ya no les queda nada salvo que asistir a clases particulares de cocina y limpiar la casa, mientras que su familia decide cuándo deben casarse con un joven al que ni siquiera conocen.

La película está contada desde el punto de vista (y la voz en off) de la más joven (12 años), Lale, que verá cómo cada una de sus hermanas van desapareciendo de su vida al tener que aceptar los matrimonios impuestos por las familias. Aun es muy pequeña para entender el porqué esa falta de libertades, pero es la que guiará la rebeldía contra esas restricciones. Ahí queda su gran empeño por convencer a sus hermanas de ir a ver un partido de fútbol, sabiendo que su padre no le deja ir por, según él, ser demasiado violento para una mujer. Esta parte recuerda mucho a la película Offside (Fuera de juego), de Jafar Panahi. La diferencia es que en Irán es el propio Gobierno quien no permite ir, mientras que en Turquía son las familias, aunque por ley las mujeres puedan acceder a un estadio. Los intentos por escapar irán en aumento y harán todo tipo de artimañas con el de fin de escaquearse unas horas de la casa. Sobre todo las mayores, a las que este encarcelamiento ha hecho que se alejen de sus respectivos novios, que no renunciar a ellos, puesto que tendrán encuentros a escondidas y mantendrán relaciones sexuales; a pesar de que ello signifique hacer el amor “por detrás” para birlar la ley de castidad que las obliga a ser vírgenes hasta el matrimonio. Las abuelas y las tías se darán cuenta con el tiempo de las escapadas de las niñas, pero aquí se pondrá de relieve la importancia de los lazos familiares y hará que unas personas que desempeñan a rajatabla su papel en la sociedad, criticando a las que no lo hacen, sean capaces de esconder los escándalos de las jóvenes.

Deniz Gamze Ergüven realiza un trabajo que recuerda mucho a Las vírgenes suicidas, de Sofía Copolla, y en mucho menor medida a Canino, de Yorgos Lanthimos. La primera por ese espíritu rebelde que tienen las hermanas de hacer todo cuanto les obligan; a la vez que se cuenta la etapa que va desde la adolescencia hacia la madurez. En el caso de Mustang es mucho más precoz esta fase, debido a que los matrimonios impuestos requieren que uno deje atrás una etapa que todavía no había disfrutado. Es, sin duda, un atentado contra la niñez. La segunda por ese encarcelamiento en su propia casa. La ventaja que había en Canino radica en que los hijos no eran conscientes de esa restricción, por lo que veían su casa como si fuera un mundo. En cambio, las cinco hermanas actúan con el mismo ingenio que Tim robbins en Cadena perpetua. En aquella maravillosa película, la libertad estaba representada en zihuatanejo; mientras que en Mustang es la propia Estambul, la ciudad del multiculturalismo y donde las tradiciones medievales han quedado en un segundo plano.

La directora turca esquiva con agilidad las quejas continuas y la dureza de la podría haber hecho gala. Y es en esa sencillez con la que trata su trabajo la que le convierte en uno de los dramas más feroces que se hayan visto en el cine en mucho tiempo. Podía haber apostado por un ambiente claustrofóbico y oscuro derivado, sobre todo, de lo que viene siendo el papel de la mujer en una sociedad islámica; pero, en vez de eso,tenemos un retrato fresco, lleno de historias y lugares comunes, y respira por los cuatro costados gracias al optimismo desprendido que envuelve a toda la obra y al humor salvador. Solo es al final cuando ya coge un tono mucho más serio y se toquetea con la intriga. No duda, por otro lado, en criticar las leyes a través de lo absurdo, como se muestra cuando llevan a una de las hermanas a hacerse el test de la virginidad solo porque no sangró cuando mantuvo sus primeras relaciones sexuales tras el matrimonio. No es que hubiera hecho el amor antes, sino que el marido era un patoso. Tampoco criminaliza a toda la sociedad, pues, como se puede ver con el joven que enseña a conducir a Lale, hay gente dispuesta a ayudarlas sin importarle nada si está cometiendo algo inmoral.

Las cinco hermanas, debutantes casi todas, desprenden sensualidad; tema al que se acoge la propia directora para enfrentarse directamente con la moralidad islámica. Cinco actuaciones tan reales que uno llega a preguntarse si de verdad estarán unidas por sangre. Cada una de ellas ostenta un tipo de personalidad. Así, irá desde la que acepta su sumisión con naturalidad, pasando por la que se rinde, hasta la que se enfrenta a ellos sin miedo. Actuaciones formidables a las que se une el actor turco Ayberk Pekcan, al que ya le vimos en Winter Sleep, encarnando al tío y que llega a hacer creíble esa crudeza con la que trata a sus sobrinas. La banda sonora, a cargo del australiano Warren Ellis, es poderosa y emocionante.

Mustang, por lo tanto, no supone ya una de las mejores películas del año, sino que es una joya a exaltar. Una película tan ordinaria y realista que hace daño; y que no recae en el llanto, sino que mira a la cara al autoritarismo y le reclama una libertad que espera pronto conseguir.

8/10