Cierto, no hay que olvidarse del kaiju eiga, que, aparte de ser un cine muy divertido, sublima y conjura en cierto modo los terrores nucleares post-Hiroshima. Cuando Kurosawa llamó a Ishiro Honda, el director que inició la franquicia Godzilla en la Toho, para ser su ayudante de dirección y director de segunda unidad en su última etapa, por algo sería.