Es vital, es necesario, un The Legend of Zelda con Zelda como protagonista jugable absoluta. Porque que este muñecote de dibujos, al que desde el punto de vista del jugador únicamente se le ve de espaldas con un ridículo gorrito verde, una camiseta verde y unas mallas, es imprescindible, es crítico, es imperativo que no tenga pene. Necesitamos que tenga vagina. Es una experiencia jugable a la que no podemos renunciar. A pesar de que el muñecote realmente no tenga nada en la entrepierna, como un G.I.Joe o una Barbie, que le bajas los pantalones y ahí no hay nada. Pero es completamente necesario que, en caso de que a un desarrollador se le ocurriera diseñar genitales a este modelo animado, no se le ocurra poner 5 polígonos en forma de pene.
Porque no tenemos juegos con mujeres como protagonistas, ni buenos ni modernos. Ojalá existieran, les podríamos llamar, no sé, Horizon, o Nier:Automata, o Control, o Gravity Rush, o Mirror's Edge o Kena o Last of Us 2 o cualquier nombre chulo que se nos ocurra. Pero no hay. Y no sólo necesitamos que todos los juegos futuros estén protagonizados por una mujer, sino que debemos coger todas las franquicias existentes y reemplazar a sus protagonistas variones por hembras.
Porque el videojuego será feminista, o no será.




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