A mí me ha gustado, y hasta diría que bastante.
La verdad es que es un proyecto muy marciano, y me sorprende que haya salido adelante.
Estamos muy acostumbrados a ver películas de corte épico y/o aventurero centradas en las mitologías clásicas panteístas, pero hasta ahora las que giraban alrededor del imaginario monoteísta cristiano eran fundamentalmente películas pías (con ligeras excepciones de cierta desviación aventuril a lo BEN HUR), de esas que nos calzaban antes siempre por TV en semana santa.
Pues Daronofsky aquí ha decidido que por qué no hacer una peli de corte potente mitológico, sólo que basándose someramente en una de las imágenes más claras e identificables de la Biblia, y arropado todo con una extraña mezcolanza de elementos narrativos y estéticos de procedencia de lo más dispar, que igual remiten a EL SEÑOR DE LOS ANILLOS como a MAD MAX y hasta ALIEN, o cualquier película de catástrofe reciente, de esas de magnitudes colosales a las que nos hemos acostumbrado de un tiempo a esta parte.
A todo eso, añádele un cierto aire a lo Malick para los pasajes más místicos y cosmogónicos (hay una representación de la creación que intenta compaginar la ortodoxia bíblica con la teoría científica evolutiva, que seguro que recordará a más de uno al pasaje semejante de EL ÁRBOL DE LA VIDA, no tanto por la ejecución como por el concepto) y tienes el cocktail servido.
Naturalmente, a diferencia de las narraciones mitológicas clásicas grecorromanas, donde los dioses se presentan como demiurgos vanidosos y caprichosos enfrentados entre sí por la adoración de los mortales y poco tolerantes con quienes los ofenden o los desobedecen, pero por lo demás muy poco preocupados de su virtud y su destino, en el centro del NOAH de Aronofsky está el dilema moral y la puesta a prueba de la fe del protagonista (amén de algunas advertencias de corte más o menos ecologista sobre el impacto del desarrollo industrial sobre el planeta; por momentos, parecería que la historia no transcurre en el pasado sino en un indeterminado futuro post-apocalíptico).
Personalmente, a mí que soy ateo acérrimo militante, no me chirrió ni me molestó el fondo religioso de la cosa; lo vi –o lo quise ver, ya digo– como un relato mitológico.
Crowe está como hacía mucho tiempo que no estaba, y Jennifer Connelly... bueno, yo es que podría pasarme la vida viendo a esta mujer parpadear, respirar, o cualquier cosa que haga.
En lo formal, Aronofsky se vuelve a rodear de Matthew Libatique en la fotografía y de Clint Mansell en la banda sonora, y estos tres tipos juntos son una apuesta segura.
¡Ah! Y al finalSpoiler: