La vi anoche (un BD extraordinario por cierto), y me ha producido sensaciones encontradas. Por un lado tenemos un acabado visual espectacular, con un sello visual muy fácil de identificar, si se está familiarizado con el cine de Darren Aronofsky. Una imaginería visual y fotográfica, que en muchos momentos es prima/hermana de The Fountain; llena de preciosismo, con búsqueda de imágenes hermosas e impactantes. Aunque menos relacionadas con el mundo fántástico (que las hay), y mucho más cercanas al mundo del documental. Es el precio de filmar cerca de los volcanes y glaciares islandeses. De todas formas, Aronofsky tiene una deuda eterna con su técnico de fotografía, Matthew Libatique. Y esta vez sí, los VFX me parecen excelentes, curiosamente llegados de la ILM, a mí gusto mejor terminados que los que últimamente desarrolla Weta.
En el mundo de Aronofsky existe una obsesión por los patrones. No es casual que en todas sus películas aparezcan secuenciaciones propias de la Cábala Judía, y procesos maniáticos con la formación de estructuras narrativas. Siempre tengo la sensación de que busca una serie de proporciones exactas, que sólo él comprende, y los demás sólo conseguimos intuír. Noah es el tributo personal a sus origenes judíos. Es junto con The Fountain, su proyecto más personal; pero la primera era una historia de Amor puro, y ésta es una narración de Fe Ciega. Algo que no todos los espéctadores estarán dispuestos a comprender, en un tiempo en que decir que me ha gustado una pélicula basada en los Textos Sagrados, es significante y causa de recibir no poco más que una lapidación metafórica multitudinaria. Pero Aronofsky sigue...
... a él no le importan las etiquetas, y es ahí dónde siembra mis dudas. ¿Es una película que realmente le sale del corazón?, ¿o se trata de un proyecto puramente alimenticio, para poder financiar sus propias obsesiones y fantasmas siguientes? Realmente me es difícil inclinarme por una de estas dos tendencias, porque lo que cuenta, lo hace con tal convencimiento que asusta. Y hay muy pocos directores que logren asustarme en sus planteamientos. Aronofsky lo hace. Siempre.
Sé que es una película sobre la Fe, sobre el Bien y el Mal. Más siniestra de lo que mandan los cánones de Hollywood, pero lo suficientemente luminosa, para que un gran estudio se haga responsable de la producción. Me gusta la forma en que Noé habla con Dios. Más bien cómo Dios habla con Noé, mediante tanta y tanta simbología; y técnicamente mediante el montaje rápido-entrecortado que tanto me gusta, y que tan poco se suele utilizar. Ese bombardeo de planos multidisciplinares, que habría que analizar casi de uno en uno.
Spoiler:
Hay espectadores que acusan de buscar una épica forzada. Yo mismo, lo hago en algunos momentos. Salvando distancias, me gustan más los resultados finales que logra Gibson con La Pasión, que el computo final orquestado por Aronofsky y Ari handel con su libreto. En cuanto a la partitura, esta vez me resulta más interesante el trabajo de Clint Mansell aislado, que en consonancia con las imágenes. la banda sonora, me pasa en algunos momentos desapercibida viendo la película, pero me resulta mucho más rica aisladamente. Escuchada fuera de, resulta impresionante.
El guion es algo parco e insulso, pero tampoco necesita mucho más. La película se defiende muy bien sola. parece que Crowe tiene suficiente con un rictus serio, mientras Emma Watson necesita realmente interpretar. Son contraposiciones en una película, que no me resultan comodas ver en conjunto.
Me ha gustado indudablemente, no con cotas estelares, pero me parece lo suficientemente valiente y arriesgada, cómo para volver a verla no dentro de mucho e intentar, sabiendo a lo que me enfrento, sacarle más jugo. Al final queda una sensación de desconcierto común a todos (para bien o para mal), pero la sensación de que Aronofsky se sale con la suya es innegable. Parece una película para agradarse a sí mismo, sin importar demasiado lo que piensen los demas.
Muy interesante, momentos muy buenos. Con todo 6 sobre 10.