Mucho ruido y pocas nueces. No sé por qué, pero he pensado que entre este remake y el original existe la misma distancia que entre La huella de Branagh y la original. Lo primero que noto es falta de atmósfera gótica, que en la de Holland rebosaba por los cuatro costados, así como el amor por el mito. Ésta es una clara hija de Crepusculo, tamizada por otras moderneces que no me apetecen citar ahora.
Supongo que tardaré en verla y más en comprarla (a tres euros, claro).