Y que, de nuevo, se empeñan en hacer de Drácula un personaje romántico, no un villano. Drácula no es "un monstruo simpático". No es Quasimodo, ni el Monstruo de Frankenstein, ni el Fantasma de la Ópera, ni es Gwynplaine. Drácula es un villano, un tirano y una encarnación del mal.
Otra versión de Drácula que también me pareció bastante fiel al libro fue El conde Drácula, de Jesús Franco.