LA incidencia del cáncer de córnea es tan baja que no quita para que dentro de veinticinco o treinta años a alguien le toque, de los que se hayan operado, además contando con que cada vez habrá más gente que se decida por dar ese paso.

Si dentro de treinta o cuarenta años, ya jubilado, tengo alguna molestia (que no tiene por qué ser cáncer de ojos), que me quiten lo bailao. Tengo muchas más posibilidades , muchísimas más, de morir antes por cancer de pulmón como fumador pasivo que siempre he sido, o de colon, que es el de mayor incidencia entre varones adultos en todo el mundo.

Además, quién no nos dice que dentro de treinta años no se hagan transplantes completos de ojos (y otros órganos) biónicos. O que definitivamente se haya ya avanzado en la prevención-erradicación de ciertos tipos de cáncer minoritarios como podría ser éste.


Lo vea por donde lo vea, hasta nuevo aviso, las ventajas son muchísimas más que los (siempre) hipotéticos posibles inconvenientes.