Lo peor de toda la cagada es que nadie hablará de lo que ha dado de sí la gala.
Un Jimmy Kimmel que ha estado fantástico y ha sido el mejor presentador que yo recuerdo. Una gala divertida, graciosa, ligera, con momentazos disgnos de recordar (empezando por todo lo alto con el show de Justin Timberlake, pasando por los turistas, los cuchillos de Kimmel a Damon, los homenajes de actores actuales junto a sus ídolos de juventud...).

Una pena.