Muchos de los que defienden ahora a Smith por su reacción a la "afrenta imperdonable" hacia su mujer de un cómico, son los que reían a mandíbula batiente el mismo tipo de chistes baratos, humillantes y sin gracia hacia otros actores/actrices, políticos (a Trump le han dado hasta decir basta) o personajes mediáticos. El problema es cuando el chiste es hacia uno de los "míos" o alguien que me cae bien... entonces es imperdonable y ponerse a repartir galletas es lógico y razonable... En ésta época estamos, en la del progresismo hipócrita e infantiloide.




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