Es una gran obra que sintetiza muchas de las constantes de su director y la más ecléctica, donde se atreve con citas a autores tan dispares como Lynch, Buñuel, Hitchcock, De Palma y hasta Cronenberg. Sus imágenes son subversivas y con un fuerte contenido religioso y onírico, jugando con la expectativas del público con una maestría sin precedentes. Hay varias escenas que se quedan en la memoria como la que ha colgado el forero mad dog con Thom Hoffman crucificado, el del cuadro rematado con un ojo en la pared, la muy sensual de la cripta o todas y cada una de las apariciones premonitorias de la "Virgen".







El uso del color, los espejos, el montaje, la ambigüedad del relato... Todo está muy medido para crear una atmósfera subyugante que te atrapa hasta su malévolo final.