Midnight Scenes: A safe place.
Como siempre, Navarro no decepciona pero tampoco acaba de concretar un título realmente sobresaliente (diría que su mejor juego es The Supper). Es una experiencia narrativa realmente genial y su último acto da plena consistencia y coherencia argumental a un relato que en su segundo acto parecía disperso de más e incluso puntualmente desenfocado, pero como aventura gráfica se queda bastante corta porque mecánicamente va a lo mínimo. No hay un reto propiamente dicho. Los enigmas son obvios y la gestión de inventario apenas es testimonial y anecdótica. Su pixel art es delicioso y su propuesta es muy sólida y más que recomendable, si sabes a lo que vienes. Todas estas "Midnight Scenes" se vertebran como experiencias eminentemente narrativas (con mecánicas anecdóticas), inspiradas indudablemente en Twilight Zone, y tienen el alma de una novela visual. Nacen (y mueren) en esa vocación discursiva.
Nightmare Frames.
Jose María Meléndez lo ha vuelto a hacer. Tras su meritorio "Billy Masters was right" y especialmente su deliciosa "Urban Witch Story" (ambas gratuitas en Itch.io), ha decidido traernos una de esas experiencias narrativas perdurables que se quedan contigo con el pasar de los años. Diría que puede ser una de las mejores aventuras gráficas que he jugado en los últimos tiempos (y es mucho decir porque es mi género), que conjuga perfectamente premisa y acabados, merced a un soberbio libreto (en ocasiones retrotrae por intencionalidad al maravilloso Kathy Rain), con profusas descripciones que elevan la atmósfera, ya de por sí sobresaliente y con apunte meta (nuestro "buscador", Alan Goldberg, es guionista de slashers y todo ese andamiaje descriptivo se articula desde la industria cinematográfica).
Es un título accesible (especialmente si el género es prioritario en tu perfil de jugador), con personajes muy bien escritos y construidos (incluso aquellos que solo están ahí para reconducir la trama), con motivaciones certeras y desarrollos consecuentes; es un libreto muy interesante para una aventura gráfica, de cierta amargura, con apelaciones constantes al cine de género y al propio medio (En la boca del miedo, Cigarette Burns, pulp de terror) trufado de referencias a los 80 (el marco temporal es el Hollywood de 1985, antes de que se volvieran insoportablemente pueriles y perdieran la sensatez), con resoluciones en libreto retorcidas llevadas un tanto al límite (recuerda en la distancia a los maravillosos Downfall o Burnhouse Lane de Michalski -Harvester Games- ), puzles sensatos de resolución siempre lógica orgánicamente integrados en la trama y un desarrollo bastante adictivo, especialmente por una evolución en los arcos de personajes muy satisfactorio.