Las primeras películas dirigidas o producidas por Bob Clark son sinónimo de calidad con poco presupuesto. Por ejemplo, Crimen en la noche, rodada en 16 mm y costando 235.000 dólares se convirtió en un film de culto y una de las primeras películas de terror que denunciaban la intervención estadounidense en Vietnam. Clark venía del cine de guerrilla, de dirigidir una pseudoparodia de La noche de los muertos vivientes titulada Children Shouldn't Play with Dead Things que había costado la ridículacifra de 70.000 dólares. Sus trabajos más redondos serían Black Christmas y Deranged, la primera como director y la segunda como productor. Ambas por debajo del millón de dólares, sorprendente en el caso de la segunda, que cuenta la fechorías de Ed Gein con un desparpajo y solvencia increíble contando tan sólo con 200.000 dólares (!!!).
Otro director representativo del bajo presupuesto es John Waters, al menos en sus primeros films. Multiple Maniacs, Female Trouble y Pink Flamingos se rodaron con muy poco dinero, en especial la última que con sólo 10.000 dólares se convirtió en uno de los films imprescindibles para las sesiones golfas en los años 70.
Las dos primeras obras de Wes Craven se rodaron con un equipo técnico minúsculo. La última casa a la izquierda se rodó con 90.000 dólares y Las colinas tienen ojos costó algo más, 230.000 dólares. Algo parecido para las primeras de Cronenberg y McNaughton, en especial Vinieron de dentro de... y Henry, retrato de un asesino.