Drácula no se enamora ni llora en el libro. Es un diablo sangriento y cruel. Además, tiene un aliento putrefacto. Eso no es demasiado atractivo. La visión que se tiene de él siempre es desde fuera, por mediación de diarios y cartas, y Mina no reclama ningún príncipe azul como en esta versión o en la de Badahm. Ahí fueron originales y transgresores, y a los puristas les fastidió el asunto. Por otro lado, compárense los demás personajes. Van Halsing es un tipo loco y salido, por contra a la continencia cuasi victoriana del original. Pero, aparte de esas infidelidades, es todo un espectáculo visual, qué duda cabe, y una gran película. Pero no cambiemos la historia, que ya está escrita, por favor. ¡Y a leer la novela que vale mucho la pena!
Alejandro, sigo sin entender que no hayas visionado todavía Nosferatu...




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