Tema: Estoy pensando en dejar de comprar y venderlo todo

Un post que da que pensar, a veces demasiado. Creo, por mi experiencia como tal, que el coleccionista terminará siendo visto como el ratón de biblioteca y bicho raro, si no lo está haciendo ya.

Me apasiona el cine como la gran mayoría de quienes estamos por aquí, y el coleccionar y poseer físicamente aquellos títulos que me gustan o descubrir otros nuevos lo llevo haciendo desde pequeño con la modesta colección de VHS que había ya en casa y que amplié un poquillo y siempre que podía pedir algún regalo normalmente era un VHS. Me el enganché al cine gracias a mi padre y cuando ya tuve mis primeros ahorros y pagas de chaval ya en la primera época del DVD entre biblioteca, videoclub, préstamos y otros medios fui formándome como cinéfilo y adquiriendo a cuentagotas mis primeras ediciones en DVD y packs aprovechando un cumpleaños, paga o Navidad.

En los últimos años dejé bastante de lado el tema del coleccionismo y curiosamente desde hace casi un año que me he independizado y cuento con más espacio y presupuesto para ello he vuelto por todo lo alto a ampliar mi colección que ahora se reparte entre la casa de mis padres y mi casa. Y en ese afán sí me he planteado varias veces lo que ha expuesto el compañero Chimera, pensando si realmente con el chip que se lleva ahora respecto al disfrute audiovisual no es un perdida de dinero seguir adquiriendo DVDs y BDs en pleno 2022. Y siempre miro hacia otro lado ybme digo que por tristeza y desazón hacia la dinámica que se lleva hoy en día deseo seguir coleccionando en formato físico porque ofrece cosas y un encanto especial que se han ido perdiendo año tras año con la inclusión del streaming y deja al verdadero cinéfago y coleccionista un sabor agridulce como el que tuve el placer de rememorar en el post del compañero sobre los videoclubs de barrio que me llegó al alma (muy nostálgico, emotivo y apasionado canto a todo aquello que el VHS y lo que lo rodea nos dejó y hemos olvidado).

El streaming, Netflix y sucedáneos han creado unos hábitos bastante penosos a ojos del coleccionista. Me entristece ver a día de hoy como por ejemplo en casa de mis padres donde el comedor y mi antiguo cuarto están repletos de DVDs y BDs, para mi hermana pequeña todo ese tesoro de casi 2000 títulos directamente es como si no existiera y lo único tangible para ella y mi madre sea el botón de Netflix y hacer caso a las recomendaciones de la "Maripili" de turno. Y eso duele, porque mi madre recuerdo en la época del VHS y DVD que era de sentarse a ver clásicos, estrenos, cine asiático, etc. Ahora es la seriecilla de moda de Netflix y si le dices de ver CINE te contesta como si la mandaras a la horca. Hoy mirar una estantería, buscar un título, ojear la carátula o el folleto y meter el disco en el reproductor parece tan costoso como escalar el Everest. Lo "guay" es apretar el botoncito de streaming del mando y tragar con lo primero que ideológica y socialmente nos quieran inculcar.

Habrá excepciones desde luego, pero estas son las sensaciones que he visto en mi familia respecto al ocio audiovisual y es desalentador. He pasado de ser una pequeña referencia para recomendar alguna película o preguntar alguna cosa respecto al cine a ser el bicho raro y apestado que acumula cajas de películas allá donde va. Ver para creer.

Deciros que aunque suene raro, wallapop está siendo realmente mi verdadero santuario para adquirir cine hoy en día, con una salvajada de vendedores particulares, pros y hasta algún distribuidor con BDs y DVDs precintados, seminuevos o rarezas descatalogadas que ya no creería encontrar. No sabéis como llena dar con ediciones cuyo estuche es robusto y de calidad y no agujereado con el símbolo del reciclaje, tener un DVD con su panfleto/libreto de la época con su selección de escenas, imágenes o alguna curiosidad, etc.

Y de charlar por el chat o en persona con bastantes de estos vendedores uno se da cuenta de que en unos pocos años el formato físico o los DVDs ha pasado a ser más bien una carga o engorro que un disfrute. Ayer mismo charlando con un vendedor pro preguntándole si el sabría identificarme si un BD era prensado o BD-R salió la perlita: "aunque sea BD-R como se ven y oyen de lujo no quiero saber nada de los DVDs que se ven como el culo", y yo: "pues prefiero mil veces antes quedarme con un DVD anamórfico prensado que con un BD-R piratón". Ese es el nivel. Otros vendedores te insinúan que ahora claro que con el Netflix y el internet tienen esos DVDs ocupando sitio y cogiendo polvo, o aquellos que apelan a que recompran casi toda su colección en BD y por eso se deshacen de los DVD (mentira cochina en su gran mayoría porque bastantes de los títulos que adquiero no se han editado aquí en BD).

En fin, lo que intentaba trasmitiros es que yo seguiré coleccionando cine por defender todo lo que ello significa y estamos dejando por el camino y que es una pena que lo que en su día pagamos y valoramos con gusto e ilusión ahora a muchos les parezca inútil e inservible. Mi padre el pobre pese a existir mp3, Spotify, etc usa un repro DVD conectado a los amplis para poder seguir disfrutando de su colección física de música en CD y aunque para el trabajo haya pasado por el aro y lleve su cacharrito para escuchar algunos mp3 ya me dijo varias veces que como meter el disco y escucharle mientras ojea la portada y el listado de temas en la contraportada tomándose algo en el sofá no hay nada comparable por mucho streaming que haya.

Para gustos, los colores.