Excelente trabajo, amigo Charles Lee Ra. Se nota que está hecho desde el corazón.

Yo soy algo más veterano que tú (nací en los fantásticos '60) y en mi caso mi pasión por el cine no viene tanto de las sesiones matinales del cine de barrio (en mi pueblo sólo había uno) sino de la gran cantidad de películas que veía por la televisión cuando ésta era en blanco y negro y sólo había dos cadenas.

Mi primer lector de video se compró en mi casa en 1989 y recuerdo que las dos primeras que grabé fueron COLORADO JIM (1953) de Anthony Mann y LA INVASIÓN DE LOS LADRONES DE CUERPOS (1956), ésta última en el formato panorámico original. ¡Ahí es nada!

En mi caso la mayor parte de los VHS que tenía era de los cientos de películas que grabé de la televisión, especialmente multitud de clásicos en V.O.S.E. que daban de madrugaba y que yo programa para grabar.

Nunca tuve muchas películas compradas. Tal vez un centenar. Probablemente menos.

Pero grabadas de la TV llegué a tener cerca de 1.000, muchas de ellas imposibles de encontrar ahora mismo (salvo de la forma que todos sabemos...).

Para mí la gran revolución no fue el VHS sino el DVD pues permitía ver por primera vez las películas en su formato original y en V.O.S.E. (o en cualquier otro idioma), además de la multitud de extras que les acompañaban.

Desde que en 2014 compré mi lector de BD (en 3-D) éste formato se ha convertido en mi Santo Grial ya que mejora notablemente las prestaciones del DVD (que siguen siendo muy buenas) con una calidad de imagen y sonido extraordinarias.

Pero ya he decidido que el BD va a ser mi último peldaño en busca de la perfección. No me interesa el 4K. Y no pienso volver a comprar las películas que primero tuve en VHS, luego en DVD y ahora en BD en el nuevo formato de moda. Hay un momento que debemos decir ¡alto! y, en mi caso, ya ha llegado.

Y, volviendo al inicio del comentario, mi más sincera felicitación por tu apasionante relato sobre el auge y caída de los videoclubs y de la pasión común que todos tenemos con este llamado Séptimo Arte.