Que yo recuerde era una cosa muy minoritaria. Para verlas necesitabas un proyector, y no era nada habitual tenerlo en casa, aunque lo podías alquilar. Yo sólo llegue a ver algunas porque mi hermano tenía una cámara de Super 8 y el proyector correspondiente (debo hablar de finales de los 70). Sobre si había mucha selección o no, no lo sé, pero obviamente incomparablemente menos que en VHS o en DVD/
BD. Recuerdo haber visto
Sospecha y
Esmeralda, la zíngara, dobladas, con un sonido infernal y de calidad tirando a mala. Además se había de contar con los problemas típicos de proyectar una película: los fotogramas se podían quemar, el mecanismo de arrastre estropear, etc. Recordemos que por esas fechas se comercializaba un proyector para niños:
Cinexin.
Con anterioridad, había un sistema todavía más primitivo, pero con un encanto irresistible: el
Cine Nic.
Os aseguro que el Cine Nic, a pesar de su sencillez y primitivismo, era una experiencia inolvidable para un niño de los sesenta, a nivel de recuerdo nostálgico quizá incomparable con cualquier otra cosa que haya vivido en el terreno audiovisual.
De todas maneras, yo creo que hasta la llegada del vídeo no se puede hablar propiamente de cine en formato doméstico.