En un género tan personal como el terror la subjetividad es absolutamente trascendental. Las peliculas de terror recurren a iconos populares del miedo inherente al mundo infantil (el hombre del saco, el monstruo en las sombras, la voz desconocida o las pesadillas).
Es por ello por lo que cada uno recoge esas referencias y las aplica a su propia escala de sensaciones, y lo que a algunos inquieta sobremanera a otros apenas sugiere nada.
Así pues, cada uno tiene sus propios momentos de terror, más o menos justificados por el momento y la asimilación de las cosas que ve. Y de ahí la diferente forma de ver cada película.