Es poco recomfortante cómo nos regimos por palabras, ya ni eslogans, totalmente vacías: "woke", "casta", "perroflauta", etc. etc. retorciendo ideas o expropiándoselas a la comunidad para que supuestamente sea objeto de burla del rival y que se les vuelva en contra (algunos juegan con fuego que conste, caso Disney). Qué redomadamente fácil es caer en la tentación de la provocación y verse arrastrado.
Lo mejor de todo es que hasta el pobre Abraham Lincoln es "woke" (debería desde lo obtusos que son los argumentos) por parte del que en esencia fue sus concurrela y su partido, el republicano.
Vaya chorradas, vaya plató de TV chabacano que se ha vuelto el debate civil, lleno de "tertulianos" (otra palabra en la picota) de pacotilla .... Me quedo con éste o con Fernando Fernán Gómez o con Labordeta, al menos a ellos les salió de "ahí" sin saber que serían trending hoy (y ni les importaría porque no están para minucias técnicas). Qué empobrecimiento discursivo y qué andamiajes más precarios cohabitan.



Ahora, lo peor entre lo peor son los think-tanks y ahí existe una concentración de poderes inabordable.