01. THE CARS THAT ATE PARIS (1974)
[T.O.: LOS COCHES QUE DEVORARON PARÍS]
Estudio: The Australian Film Development Corporation y Royce Smeal Film Productions.
Productores: Hal McElroy y Jim McElroy.
Guión: Peter Weir, a partir de una historia de Peter Weir, Keith Gow y Piers Davies.
Dirección artística: David R. Copping.
Fotografía: John McLean (en Eastman Color y Panavision).
Música: Bruce Smeaton.
Reparto: John Meillon (El alcalde), Terry Camilleri (Arthur Waldo).
Duración: 91 minutos.
Poco puedo añadir a vuestros magníficos comentarios así que para rellenar espacio he optado por incluir la (consabida) ficha técnica de la película.
Interesante ópera prima de Peter Weir (película que he visto por primera vez esta noche para su revisión) que presenta un escenario donde todo lo que rodea al mundo del coche parece ser el nudo gordiano de la trama.
Una película que podríamos englobar dentro del cine de ciencia ficción y que podría ser un híbrido entre la “trilogía del asfalto” de J(ames) G(raham) Ballard (1930-2009) – CRASH (1973), LA ISLA DE CEMENTO (1974) y RASCACIELOS (1975) – y la “tetralogía” Max de George Miller (1945) - MAD MAX: SALVAJES DE AUTOPISTA (1979), MAD MAX 2: EL GUERRERO DE LA CARRETERA (1982), MAD MAX: MÁS ALLÁ DE LA CÚPULA DEL TRUENO (1985) y MAD MAX: FURIA EN LA CARRETERA (2015) – aunque también tiene elementos que la emparentan con el cine de terror e incluso con el de la comedia (negra).
Bien rodada en Panavision (no en CinemaScope, querido amigo mad dog earle, formato que se dejó de usar en los años ‘60) pero no tan bien interpretada (salvo el actor que encarna al alcalde (un sólido John Meillon) de la ficticia ciudad de París – en realidad, Sofala, en Nueva Gales del Sur -) y con una música un tanto estridente (obra de Bruce Smeaton que lo mismo se emparenta con la más típica (y tópica) de los años ‘70 del cine norteamericano como se escora a veces hacia el cine de terror más clásico) y basada en un guión del propio director, es una carta de presentación de escaso lustre aunque logra mantener el interés hasta el final.
Aunque en un principio el relato parece centrarse en las penalidades del apocado Arthur (Terry Camilleri) pronto éste será eclipsado por el personaje del alcalde de París, como bien indicáis el excelente John Meillon, alguien mucho más interesante y que es el auténtico cerebro de lo que se trama en este aparente e idílico pueblo australiano.
[Arthur recuperará el protagonismo al final de la historia cuando supere su fobia a conducir en una especie de inversión del proceso que sufrió el personaje de Alex (Malcolm McDowell) en LA NARANJA MECÁNICA (1971).
Y es ciertamente peculiar el "tratamiento" que el doctor del pueblo (Kevin Miles - nombre que parece una mezcla del doctor Miles interpretado por Kevin McCarthy de LA INVASIÓN DE LOS LADRONES DE CUERPOS (1956)-) aplica al superviviente Arthur. Un personaje (y la troupe de enfermos mentales - sus "operaciones" tipo barón Frankenstein son verdaderamente truculentas - que le acompaña) que debería haber tenido más juego. Esa escena del baile con los enfermos y sus caras tapadas es ciertamente inquietante.
Como bien decís Weir no acaba de decidirse por un estilo o un género concreto a la hora de la planificación de la película y ello repercute en la falta de ritmo (o de interés) de varios tramos de la historia.
Una película que se inicia con unas imágenes idílicas de una pareja (¡esas pintas de los años '70!) y que me ha parecido curioso cómo el realizador destaca especialmente las marcas publicitarias tanto de los cigarrillos como de la bebida que toman (parece casi un comercial de televisión (¡!)). ¿Tal vez una soterrada crítica al consumismo que ya era el pan nuestro de cada día?.
El título original LOS COCHES QUE DEVORARON PARÍS imagino que hace referencia al vandalismo de los jóvenes (de los que no llegamos a saber nada y de los que desconocemos por qué se comportan así) al final de la película cuando cual Clint Eastwood en INFIERNO DE COBARDES (1973) (otro guiño, además del más evidente a Sergio Leone – música incluida -) provocan la destrucción del pueblo y la huida de sus habitantes.
No deja de ser curioso que la obra de Weir coincidiera temporalmente con la mítica LA MATANZA DE TEXAS (1974) de Tobe Hooper, película con la que parece tener algunos lazos de unión.
Si allí era una familia la que se dedicaba a sus “peculiares” aficiones aquí es toda una población la que se dedica a actividades similares con igual deleite, ya sean niños o mayores.
Una población donde la endogamia (no se permite entrar ni salir nadie del pueblo) como en LA MATANZA acaban por engendrar monstruos que si en la obra de Hooper adquirían formas horribles aquí en cambio son ciudadanos aparentemente normales, lo cual no deja de ser todavía más perturbador.
También las referencias a clásicos como THE WICKER MAN (1973) de Robin Hardy no son baladíes.
En cambio no creo que se la pueda relacionar con obras tan lejanas como LA LEGIÓN DE LOS HOMBRES SIN ALMA (1932) de los hermanos Halperin dado que aquí no hay un personaje (como era el encarnado por el gran Bela Lugosi) que mantuviera esclavizados a sus subordinados sino que aquí todos parecen acceder de buen grado y como si fuese la cosa más natural del mundo (las mejores escenas de la película son aquellas que los habitantes del pueblo intercambian los restos de un coche destrozado o el mimo y cuidado con que los limpian y pulen - esa abuelita...-).
Es una pena que el (no demasiado trabajado) guión de Weir deje demasiadas cosas en el aire y sin explicar y quede finalmente en una especie de tierra de nadie.
Esos apuntes sobre la crisis del petróleo de los años ‘70 o el comportamiento airado de los jóvenes no tienen el poso suficiente como para dotar de más cuerpo al entramado dramático del escueto guión de Weir.
De cualquier forma, una cinta que merece la pena su visionado aunque esté lejos de considerarse una buena película.
Feliz tarde.
P.D. Al parecer cuando se estrenó en 1976 en los EEUU la película sufrió una serie de cortes además de cambiar el título por el de THE CARS THAT EAT PEOPLE (o sea, LOS COCHES QUE DEVORAN PERSONAS…).
En esta página que os adjunto se indican las diferencias entre una y otra versión:
http://www.peterweircave.com/cars/differences.html
P.P.D. Veo con deleite que el citado Miller hizo un homenaje a esta película con el coche que aparece en la cuarta (y mejor) entrega de la serie Max:
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