Sigo sin tener esta película en vídeo doméstico (y creo no haberla vuelto a ver desde los tiempos del VHS) debido a que, pese a que la estrenó una "major", con el tiempo todas las grandes distribuidoras se desentendieron de ella y la edición española actual es de una de estas compañías "poco fiables". Creo que es una de las primeras veces que recuerdo ver en una película un personaje protagonista en plan "idealista antisistema" visto a la postre como una figura negativa, y en efecto es la amargura del relato la que propició su fracaso, iniciando en cierto modo la dinámica "éxito-fracaso-éxito-fracaso" por culpa de la cual un tipo del talento de Weir no tiene una nutrida filmografía, mientras otros no tan destacados pero más astutos (para mí el ejemplo clásico es Steven Soderbergh) son de lo más prolíficos.