Opino letra por letra lo mismo.la interpretación de Carlyle es de un histrionismo que hace al personaje insoportable (como es lógico), pero también le hace demasiado inverosímil. Yo siempre he pensado que humanizar a un personaje malvado le hace más temible todavía, pero aquí han tomado el camino de la caricatura y el tópico. En definitiva, el telefilm es entretenido, pero en él no busques nada de rigurosidad documental porque no la vas a encontrar.
Un telefilm con un Carlyle sobreactuadísimo, preocupado más por los escupitajos que pega al chillar que por parecer creíble.