Solo una puntualización: cualquier interpretación, si se oye doblada, no se está juzgando más que parcialmente. Esta película es un buen ejemplo de ello. Ya no es solo el esfuerzo que realiza Emma Stone por adaptarse a un personaje tan complicado, sino que además imita constantemente un acento británico que no es el suyo propio. Oirla hablar en ese farragoso idioma que el personaje desarrolla, mezcla de un inglés culto y uno infantil, es de las cosas más curiosas de la película.
No obstante, una película es el resultado del equilibrio entre sus partes y los mejores actores del mundo no pueden paliar sus excesos o defectos. Por suerte o por desgracia, esta película también es un buen ejemplo de ello.