Yo tengo una Klein, mucho más glamurosa que la Merida, que suena a marca de chorizo extremeño.

Y probada en varios trompazos. Ahí se ve una buena bici. Te levantas, te sacudes el polvo, recoges tus restos y continuas pedaleando como un machote.
Con una bici mala se dobla la patilla, los cambios se desconfiguran, los frenos se descentran, todo cruje, te salta la cadena cuando metes el molinillo en una subida, te aburres de bici y se acaba oxidando del todo en el balcón.