Otro problema añadido en esos antros de perdición es la cantidad de dinero disponible para altavoces y etapas de potencia, por lo que restringir los graves o dirigirlos a ciertos altavoces y aumentar brutalmente la zona media y alta lo que consigue es que las etapas y la mayor parte de altavoces duren más, a costa de taladrarnos las orejas.
Es decir, es malo para la economía del bar mantener esa presión sonora en todo el espectro, por lo que lo más cómodo es jodernos a todos.