Seguramente serán celos. Mis abuelos tenían una gata blanca muy cariñosa, dormía con ellos, siempre pegada a mi abuela. Pero cuando estaba yo en casa (mi abuela me hacía muchos mimos) se mosqueaba, hasta que un día, cuando yo tenía unos cinco años, me saltó a la cara y me dejó hecho un cuadro.

Mejor no contar cómo acabó la historia. Mi abuelo era muy buena persona, pero tenía el pronto muy fuerte.