Coincido plenamente con Kores. Yo no digo que un Vega Sicilia del 52 no sea un vino extraordinario. Pero mi paladar no percibe un salto cualitativo como para pagar mil veces más que por un Viña Norte que está rico rico.

Quizá tres técnicos de sonido de Pink Floyd distingan la sutil diferencia entre un ampli de medio kilo y el mío... yo no, y creo que la mayoría de mortales tampoco.