Y al final queda el compromiso de Sony con su promesa de dar a su público The Last Guardian, a pesar de los pesares.
Otra compañía lo hubiese cancelado al fallar el primer prototipo, o lanzar un bodrio infumable.
Ellos ya saben que lanzarlo no es rentable para el tiempo y recursos invertidos, pero ahí siguen, apostando por la calidad del producto y satisfacer la demanda de los consumidores.
Eso es lo que hace a Sony muy diferente de Microsoft.