A mí el acto final de Finney sí me chirría algo, pero lo de Hoffman no. De hecho, creo que el hecho "catárquico" que desata toda su furia es encontrarse ese hombre en la cama del camello... con ciertos parecidos con él. Está claro que en cierta forma se ha visto reflejado y no le gusta lo que ve (sólo hay que recordar la conversación con su padre para saber cómo se siente consigo mismo).
La película, de lo mejor de este 2008.