Mi teoría es que la opinión de los espectadores es recibida por los productores de forma casi inmediata incluso en los primeros pasos de la producción de la película. Los productores de Hollywood siempre han temido las reacciones del público y eso les llevó a crear el código Hays o crear los infames test screening que tanto traían de cabeza a los directores.
Si a eso le añadimos que en internet las opiniones se polarizan con una facilidad asombrosa (tiene que existir algún concepto en psicología o sociología que hable de eso... ¿una histeria colectiva de baja intensidad?

), eso convierte el proceso de producción en una especie de pesadilla orwelliana.
El mejor ejemplo que se me ocurre es lo de la peña que graba podcasts y vídeos de varias horas comentando ¡un puto trailer de dos minutos!
Eso afecta a las producciones, que, o bien intentan esquivar las polémicas rebajando o eliminando cualquier elemento potencialmente conflictivo de la película, o, al contrario, tratan de explotar la polémica para convertirlas en un evento viral, a ser posible de buen rollo (aunque no siempre, me parece a mí).
Lo primero explica ciertas películas "blanduchas", sin personalidad, que en inicio parecían prometer mucho y al final decepcionan por su falta de riesgo y ambición. El mejor ejemplo que se me ocurre es "Solo".
En el segundo campo están películas como la nueva de Cazafantasmas o Black Panther... y posiblemente The Last Jedi. Esto también explica el auge un poco fuera de control de los remakes, no siempre tan inspirados en la nostalgia como pensamos y que más bien son otra forma de marketing polémico. El remake de "Suspiria" es un ejemplo perfecto. Ahí no hay nostalgia de ningún tipo.
Es curioso como en los ochenta la polémica se buscaba con la violencia y el gore sobre todo, con las grandes estrellas de acción y las franquicias de terror sacando partido y triunfando a lo grande. En los noventa la estrella del marketing polémico fue el sexo (Instinto Básico y Una proposición indecente fueron las dos obras cumbre de aquello). Y ya a mediados de la primera década de los dosmiles comenzó a surgir lo que hay ahora... que no estoy muy seguro de como denominarlo... ¿polémicas virales?¿metapolémicas? No sé, alguien tendría que estudiar todo eso. Algún crítico o académico al que le paguen por ello.
Y todo esto afecta también al público, que se satura de información y de ahí surge una especie de desencanto o de sensación de pérdida de ilusión. Las películas ya llegan muchas veces a los cines despedazadas por las opiniones virales. El último ejemplo es Venom. Ojo, que en ocasiones también sucede lo contrario, hay películas que se convierten en verdaderos memes.
En fin, que el cine comercial de Hollywood sigue como siempre. Pero más fast and furious que nunca, con una retroalimentación con el público a una velocidad y una intensidad como nunca se ha vivido en su historia. Y así nos va.
