Visualmente me ha recordado muy mucho a otra adaptación "imposible" de Burroughs, la cronenberiana El almuerzo desnudo.
Saludos
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Visualmente me ha recordado muy mucho a otra adaptación "imposible" de Burroughs, la cronenberiana El almuerzo desnudo.
Saludos
Un estilo visual muy marcado como es habitual en Guadagnino. Aunque parece un film de autor que no cubrirá los intereses más crematísticos; mientras le dejen hacer cine de semejante calibre todos contentos.
Se adelanta el estreno al 1 de enero
https://x.com/ElasticaFilms/status/1854465027148824771
Saludos
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Vista esta tarde, para mí, Guadagnino sigue en plena forma. Otra gran película para su saca.
En lo formal diría que mantienen toques de Rivales y, sigue juguetón en cuanto al montaje con algunas transiciones la mar de imaginativas y algunos movimientos de cámara casi imposibles que casi parecen ser plasmaciones de acotaciones del guión.
En cuanto a lo visual, Sayombhu Mukdeeprom sigue captando todo lo de sudado y húmedo que tiene la película y, además, en otros momentos se vuelve un poco irreal, con colores planos y estancias casi vacías que me han recordado muy mucho al trabajo visual de El almuerzo desnudo de Cronenberg (otra adaptación del universo de Burroughs). En ese sentido me ha encantado el uso de miniaturas para algunas secuencias de grandes panorámicas. Por otro lado, la visual me ha hecho pensar mucho en las pinturas de Francis Bacon (al que habrá que mencionar de nuevo, luego).
Respecto a la historia, tengo pendiente la lectura de la novela (que parece que se editó inconclusa por lo que la parte final parece labor en su totalidad del guionista y director). Hecho que acabo de leer, porque hay cierto detalle del final, tomado de la vida de Burroughs, que se incorpora al relato. Eso sí, la historia tiene sus dosis oníricas, sus saltos y es verdad que hay elementos no muy explicados, pero tampoco creo que se pueda decir que no se entiende nada, expresión usada por una persona al salir de la sala. No sé, diría que, por ejemplo, Lynch nos hace sudar más tinta en cuanto a sus historias. Y es que en esencia, diría que la historia es muy simple, y ya se nos ha contado muchas veces.
Me quedo también con algunos recursos formales que usa Gadagnino, esa manera de mostrar de forma fantasmalrecurso que luego se vuelve orgánico en la, para mí mejor secuencia de la película, esaSpoiler:
que de nuevo, ha hecho que pensara muchísimo en los cuadros de Francis Bacon.Spoiler:
La escena me ha parecido tremenda por lo metafórica que es, unaSpoiler:
Por lo demás, alabar al reparto, la interpretación de Craig es dolorosa y casi patética por momentos y tiene el complemento perfecto en la de Drew Starkey, que crea un personaje que se podría hermanar con el Tadzio de Muerte en Venecia o el Visitante de Teorema, por esa manera ambivalente de parecer casi seráfico, (a veces en en el cielo, a veces ya caído) y por otorgar una sensualidad al personaje en todo lo que hace.
Por último, se ha alabado mucho el final de la cinta, a mí me parece conmovedor, tanto en lo temático, por todo lo que se representa, como en lo cinéfilo, porque para mí estamos ante un homenaje al final deSpoiler:
Saludos
Parece que no ha tenido demasiada repercusión… Yo me acerqué ayer al cine para verla en VO y la verdad es que la sala estaba casi llena. Lo primero, tratándose de Burroughs, hay que verla con la mente abierta y sin ideas preconcebidas. No es una película fácil, y agradezco a Guadagnino que no trate de contar esta historia de deseo y adicción de forma convencional y normativa, algo que siempre suele evitar, aún siendo sus anteriores propuestas más accesibles. Visualmente impecable, con una fotografía espectacular y una lograda ambientación en un pueblo mexicano perdido. Los actores fabulosos, en especial Daniel Craig y el gran descubrimiento: un pizpireto y muy Viscontiniano Drew Starkey. La parte más alucinógena, el viaje a la jungla y todo lo que sigue me parece un poco indigesto, pero vuelve a ganar con un hermoso final plagado de recuerdos de lo que pudo haber sido. En resumen, aunque el resultado no sea perfecto, Guadagnino asume riesgos, rechaza acomodarse y aporta su personalidad a la obra. Eso ya es mucho para el cine actual.